Resultados de la búsqueda

En el centro de la isla de La Palma, en El Paso, se encuentra el Museo de la Seda. En él se mantiene viva la tradición de elaborar la seda, desde la cría de los gusanos hasta el tejido y el bordado. Ubicado en un bonito edificio histórico de la ciudad, incluye el Taller de las Hilanderas, donde el visitante puede conocer de primera mano cómo trabajan estas artesanas siguiendo un proceso ya desaparecido en el resto de Europa.

Entre las calles de San Sebastián de La Gomera, en la costa este de la isla, se encuentra una casa típica canaria que acoge el Museo Arqueológico de La Gomera. El visitante conocerá aquí los secretos de los aborígenes canarios y el misticismo de los grabados rupestres. Su recreación a escala real de un altar de sacrificios guanche es una de sus principales atracciones, además de las piezas arqueológicas que muestran el modo de vida de los primeros habitantes de las Islas Canarias.

En este museo de Las Palmas de Gran Canaria, en el norte de la isla, dedicado a la ciencia y la tecnología está prohibido no tocar. Y es que en el Museo Elder se apuesta por la interactividad, por entender lo que se explica en sus paneles informativos a través de diferentes experimentos. Los más pequeños se lo pasarán bien mientras descubren los secretos de la ciencia, por lo que es una visita obligada para divertirse y aprender en familia.

En el casco histórico de Las Palmas de Gran Canaria, en el norte de la isla, se encuentra un bello edificio de estilo colonial conocido como la Casa de Colón. Abierta al público todos los días, esta mansión ofrece trece salas de exposición dedicadas a la historia de las Islas Canarias y a su relación con América. Es el mejor lugar para conocer la cultura canaria y americana antes de la llegada de los europeos; pero también para descubrir en primera persona cómo era la vida de estos aventureros y sus viajes por mar.

El Ecomuseo de Guinea, en norte de la isla de El Hierro, está construido sobre un asentamiento aborigen: aún conserva las viviendas de los primeros habitantes de las islas y las que construyeron los colonizadores. Los restos arqueológicos que se han encontrado en la zona están expuestos para que el turista pueda conocer, mientras pasea por sus calles entre las casas de piedra, cómo era la vida cotidiana de los pobladores de El Hierro en épocas pasadas.

En el norte de Gran Canaria se encuentra el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar, un caserío construido por los indígenas canarios que se ha convertido en una visita obligada para todo el que desee conocer la historia en primera persona. Caminar sobre la pasarela que atraviesa este poblado prehistórico hasta llegar a la cueva pintada y adentrarse en el pasado a través de las pinturas rupestres es una experiencia inolvidable: caminar frente a los auténticos descubrimientos arqueológicos y no ante una recreación resulta impactante.

Las mejores propuestas y planes para hacer durante el mes de agosto en las Islas Canarias

El Jardín de Aclimatación de La Orotava, en el Puerto de la Cruz, es uno de los mejores lugares del norte de Tenerife para pasear entre la naturaleza. Los amantes de la botánica descubrirán numerosas especies vegetales, especialmente de origen tropical: en algunos de sus caminos el visitante sentirá incluso la sensación de estar en una jungla. Conocido también como Jardín Botánico del Puerto de la Cruz, fue fundado hace más de 200 años.

La Fundación César Manrique se sitúa en el centro de Lanzarote, en la casa conocida como Taro de Tahíche. Pintor, arquitecto y escultor, Manrique se propuso convertir esta isla en la más bonita de todas. Este edificio, construido sobre cinco burbujas volcánicas reconvertidas en habitaciones, es un ejemplo de la arquitectura propia del artista. Aquí el visitante podrá comprender mejor la forma en que transformó Lanzarote, mezclando el arte con la naturaleza y respetando el paisaje y las tradiciones de la isla.

Este espectacular mirador está cerca del extremo occidental de Gran Canaria, sobre un acantilado que cae en vertical hasta el inmenso azul del océano Atlántico. Desde allí se distingue perfectamente ‘la cola de dragón’, una pared de acantilados costeros con cumbres en zigzag que recuerda al monstruo mitológico. Volviendo la vista hacia el interior de la isla, se ve el barranco de La Arena y el ancho y verde valle de La Aldea de San Nicolás.