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Uno de los lugares con más encanto de Tenerife es la Isla Baja, una pequeña comarca formada por cuatro pueblos mágicos, situados entre el bravo mar del norte y escarpadas y verdes montañas, en los que parece que el tiempo se ha detenido.
Si bien ninguno de los cuatro supera los 10.000 habitantes, todos ellos atesoran construcciones de arquitectura típica canaria y forman parte de un paisaje natural que inspira calma y tranquilidad. En este artículo te invito a conocer una de mis zonas preferidas de Tenerife.
Garachico
El hermoso “mar” de plataneras en la frontera entre Garachico e Icod de los Vinos es la brillante alfombra que recibe a los visitantes de la Isla Baja. La puerta a la comarca es el hipnotizante túnel con agujeros en sus paredes entre los que se divisa por primera vez el emblemático Roque de Garachico.
Que no te engañe su “chico” tamaño. La villa de Garachico es uno de los pueblos más importantes en la historia de Tenerife. Fue fundada a finales del siglo XV por el banquero genovés Cristóbal de Ponte y en su costa estuvo el principal puerto comercial de la isla.
Tanta fue la riqueza que atrajo el intercambio de mercancías con Europa y América que a finales del siglo XVII llegó a tener dos iglesias, cinco conventos, casonas de familias adineradas y hasta un castillo para poder defender la villa de los posibles ataques de piratas y corsarios. Todavía se conservan muchos de ellos y se pueden visitar, como el Antiguo Convento de San Francisco, la Parroquia de Santa Ana oel Castillo-Fortaleza de San Miguel.
Sin embargo, la prosperidad de Garachico, Glorioso en su adversidad como reza su lema, se vio frenada por una larga serie de catástrofes: temporales marítimos, una epidemia de peste, un aluvión, incendios y, la peor de todas, la erupción del volcán Arenas Negras en mayo de 1706, cuyas lavas destruyeron el valioso puerto y crearon las piscinas naturales de El Caletón, el buen legado del volcán.
Otro de los bellos rincones de la Isla Baja es la Caleta de Interián, un pequeño barrio costero rodeado de plataneras, donde te recomiendo visitar la coqueta Parroquia de San Andrés Apóstol y recorrer su paseo marítimo con vistas a la playa de cantos rodados y a las montañas de Interián. Como curiosidad, su población está repartida desde el punto de vista administrativo entre los Ayuntamientos de Garachico y Los Silos.
El Tanque
El Tanque es el pueblo más alto de la Isla Baja y uno de los pocos municipios de Tenerife que no tiene costa. Se cree que el origen de su topónimo reside en un estanque o tanque dela zona que proveía de agua a Garachico. Desde el mirador del Lomo Molino o el de la Atalaya obtendrás una de las mejores vistas de la comarca.
Panorámicas espectaculares también las encontrarás si decides seguir la ruta por el Camino Real de las Arenas en dirección a Los Silos. La carretera es un poco estrecha, pero tiene algunos apartaderos que te permitirán hacer una parada e inmortalizar el verde paisaje con una foto.
Los Silos
Una característica en común que comparten tres de los cuatros pueblos de la Isla Baja son los coloridos quioscos o templetes que funcionan como bares y que se ubican enfrente de la iglesia en las respectivas plazas principales. Sentado en sus terrazas, aparte de disfrutar de una de las zonas más animadas de los pueblos, podrás degustar y aprender las diferencias entre algunos de los cafés cortados más típicos de Canarias como el leche y leche, el barraquito o el zaperoco.
La Parroquia Nuestra Señora de la Luz en Los Silos es una de las más singulares de Tenerife por su estilo, su color blanco y la ausencia de piedra negra en la fachada. La leyenda cuenta que la imagen de la Virgen de la Luz fue descubierta por un pescador portugués.
En la zona de interior del municipio el Monte del Agua, las Charcas de Erjos y rutas de senderismo son sus grandes atractivos; en la costa, en muy pocos metros, contarás con un gran abanico de opciones para darte un refrescante baño: las piscinas naturales en verano, la playa de Agua Dulce y los charcos de la Araña y de los Chochos. El monumento más famoso del litoral es el esqueleto de una enorme ballena, una escultura dedicada a los grandes mamíferos marinos que llegan a sobrepasar las 20 toneladas y que se avistan en aguas canarias.
Buenavista del Norte
Masca, el caserío de Teno Alto, El Palmar, los acantilados de Los Gigantes… son tantos los rincones con encanto que tiene el pueblo más occidental de Tenerife que es casi imposible verlos todos en un solo día.
Al visitar el casco histórico de Buenavista del Norte, donde se encuentra la plaza e iglesia de Los Remedios como centro neurálgico, no deberías perder la oportunidad de probar los dulces de Aderno, uno de los establecimientos más famosos y deliciosos de la isla.
Un lugar conocido como el rayo de Buenavista es uno de los más curiosos del municipio. Se trata de un sorprendente hoyo gigante, cerca del mar y del faro de Buenavista, que las leyendas cuentan que surgió tras el impacto de un fuerte rayo, aunque lo más probable es que la erosión haya sido el origen de su creación.
Y, por último, no se me ocurre mejor final para una visita a la Isla Baja que la Punta de Teno. Se llega a través de una hermosa carretera que desafía las reglas de la naturaleza y atraviesa un impresionante macizo (de jueves a domingos y días festivos el acceso está restringido solo a autobuses). Un paisaje volcánico de diversos colores, la relajante brisa marina, el color esmeralda del mar, el precioso faro de Teno, las fantásticas vistas a la isla de La Gomera y a los acantilados de Los Gigantes… así es cómo se acaba la isla por el oeste.
Si viajas a Tenerife, reserva un día para conocer la Isla Baja, te encantará.