La Palma: la isla más zen

La isla bonita ofrece rincones únicos junto al mar, en la montaña y entre volcanes para meditar y vivir el momento

El cielo azul, el silencio, senderos infinitos por el bosque, espacios en la montaña sobre el Mar de Nubes, playas perdidas de arena negra, o a solas con el mar. La Palma es la isla zen por excelencia reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera.
Siendo una de las islas más jóvenes del archipiélago canario, La Palma emana una energía tranquila que permite conectar plenamente con el momento presente. Esto la convierte en el lugar ideal para la meditación, ya que ofrece una gran variedad de rincones donde reina la paz. Pero, además de su belleza natural, La Palma alberga lugares históricos ricos en vida y cultura que invitan a disfrutar y explorar.

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Con un nombre mágico, el Llano de las Brujas, en El Paso, ofrece un paisaje en negro, verde y diferentes tonos de marrón. Cualquier montículo elevado en esta área regala un refugio donde solo se escucha la suave brisa y el murmullo de las ramas de los pinos sobre la antigua lava.

En la Isla Bonita existe también la posibilidad de meditar en lo alto del cráter de un volcán con medio siglo de silencio, o de relajarse entre granjas -aves endémicas de La Palma- y sus graznidos eventuales. Para ello nada mejor como acercarse a las montañas que bordean el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente y la zona conocida como Cumbre Vieja, en El Paso, que permite admirar el espectáculo de la naturaleza y toda la fuerza que emana de ella.

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También el Roque de Los Muchachos, en Garafía, es un lugar ideal para la desconexión. Considerado el punto más alto de la isla -2.420 metros-, en este lugar no solo las estrellas se pueden “tocar con las manos”, sino que es posible contemplar el maravilloso Mar de nubes típico de la zona. Para los amantes de la astronomía, en esta área se encuentra el Observatorio Astrofísico del Roque de Los Muchachos, compuesto de telescopios de diversos países, una de las ventanas al universo más importantes del mundo.

El Barranco y bosque de Los Tilos, en San Andrés y Sauces, y los alrededores de la carretera de Las Mimbreras, que comunica Garafía y Barlovento, conservan los bosques de laurisilva más importantes de las Islas Canarias. Este árbol de la Era Terciaria tapiza todas las paredes de los profundos barrancos y cañones de esta parte de la isla.

La Punta de Los Roques, el Pico del Bejenado y el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente son lugares de senderismo en los que se mezcla la naturaleza exuberante con rincones, recodos y espacios en altura.

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Las Tricias
Las Tricias
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Con la naturaleza cerca de todos los municipios, alojarse en entornos con energía positiva para llenarse de paz interior es uno de los privilegios de visitar esta isla. En los alrededores del santuario de la Virgen de las Nieves, en Santa Cruz de La Palma, donde hay un bosque de pinos, los paseos desde la capital son una experiencia tan hermosa que el espíritu se serena y se llena de energía.

El caserío de El Tablado, en Garafía, o el pueblecito pesquero de La Salemera, en Villa de Mazo, son lugares en los que se vive despacio, se saluda a los vecinos, se pasea y se medita en solitario sobre el verde infinito. También la zona de los dragos de Buracas en Las Tricias, Garafía, ofrece un paisaje repleto de ramilletes de estos árboles que reflejan la vida, los siglos, en sus dedos florecidos. Se pueden encontrar algunos de cientos de años.

Los alrededores de la Ermita de El Pino, en El Paso, ofrecen un bosque singular que bordea el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. Con atardeceres de todos los colores el Valle de Aridane posee también, al otro lado, senderos de castaños y pinos en los que guarecerse del trajín de la vida en las ciudades, del reloj y de todas las distracciones que no sean vivir el momento. Así son también los alrededores de la antigua Iglesia de San Mauro, en Puntagorda. Está aislada en medio de la naturaleza, llena de energía.

Por último, la Playa de Nogales, en Puntallana, sintetiza buena parte de lo que ofrece la Isla Bonita: montañas, senderos, lava, océano y verde.