Dos kilómetros con diversas piscinas naturales, dos de ellas bien protegidas del mar abierto, convierten Punta Mujeres, en el nordeste de Lanzarote, en referente del charco en la isla. En un pueblo pesquero de casas blancas y que conserva su aire tradicional, visitantes y residentes de todas las edades experimentan en estas aguas las múltiples sensaciones de la combinación ideal de sol, lava y placentero océano. La mano del hombre solo queda reflejada en algunas escaleras y zonas para tomar el sol. Lo demás, pura naturaleza aderezada con sal.