La conquista de las Islas Canarias

Casi un siglo de exploradores, pactos y batallas

En 1402 la historia del archipiélago empezó a cambiar su rumbo. Tras más de mil años de dominio aborigen y leyendas, los exploradores normandos y españoles empezaron a llegar hasta sus costas con una misión: conquistar las Islas Canarias en nombre de la corona castellana. Una época convulsa de solo 94 años que marcó, para siempre, el destino de dos civilizaciones y cuyo testimonio sigue vivo en varios lugares de la geografía canaria.

Contenido

Durante siglos, las cálidas aguas turquesa que bañan las Islas Canarias fueron un lejano misterio solo revelado a los aborígenes que las habitaban. Pero a partir del siglo XIV cada vez más navegantes fueron aproximándose al archipiélago. Unos por error, otros por ambición, poco tardaron en tocar tierra y descubrir la enorme riqueza que atesora cada isla. Algo que tampoco pasó inadvertido para la corona castellana, quien decidió tomar cartas en el asunto con el fin de aprovechar las enormes posibilidades estratégicas que le ofrecían estas tierras volcánicas en aguas del Atlántico.

Contenido

No existen pruebas claras de la presencia de otras civilizaciones diferentes a las aborígenes antes de la llegada de los primeros exploradores y conquistadores, sin embargo, las Islas Canarias ya eran conocidas desde tiempos remotos. Existen textos de la Antigüedad que se refieren a ellas como las Afortunadas o las Hespérides. Otros como el filósofo griego Platón mantenían que el archipiélago era los restos de la Atlántida. Estos la situaban al oeste de Gibraltar y decían que la superficie que conforman las Canarias eran las zonas más altas que consiguieron salvarse del hundimiento del legendario continente.

En esas épocas, y debido a las precarias condiciones que ofrecían las largas travesías en barco, los conocimientos geográficos eran algo difusos, algo que ayudó a instaurar la idea de que poco más allá de las Islas Canarias terminaba el mundo, considerando la isla de El Hierro como la última tierra que podía llegar a pisar el hombre.

00:00
Título
La conquista del archipiélago: la leyenda de la Atlántida
Vídeo
Póster
Costa de La Palma
Costa de La Palma
Tipo
Ancho completo
Contenido

La sed de exploración de la época lanzó a muchos navegantes al mar. Fue el caso de los hermanos Vivaldi, quienes partieron desde el puerto de Génova en 1291 rumbo a lo desconocido. Su desaparición un tiempo después motivó la salida del capitán Lanceloto Malocello en su búsqueda. Siguiendo su pista, atravesó las hasta entonces intrincadas Columnas de Hércules para acabar llegando en 1312 a las costas de una Lanzarote inexplorada y habitada por los majos, los aborígenes de la isla. Lanceloto Malocello decidió quedarse durante 20 años, estableciéndose como señor y cambiando el nombre original de la isla (Tyterogaka) por uno más acorde a su persona: Lanzarote.

00:00
Título
La conquista del archipiélago: Lanceloto Malocello, el primero
Vídeo
Póster
Castillo de San Marcial de Rubicon de Femés, Lanzarote
Castillo de San Marcial de Rubicon de Femés, Lanzarote
Tipo
Ancho completo
Contenido

Casi un siglo después de la llegada de Lanceloto Malocello, otros visitantes fondearon en las costas de Lanzarote. En 1402 el señor normando Jean de Béthencourt desembarcó junto al caballero francés Gadifer de La Salle y su tripulación al sur de la isla, en la actual Papagayo. Ofreció a la población aborigen un pacto de protección a cambio de la isla, lo que le llevó a construir el antiguo castillo de Rubicón y una pequeña capilla en honor a San Marcial.

Su sed de conquista guió sus velas hacia otra isla, El Hierro, donde apenas obtuvieron resistencia por parte de la población local. Con dos islas conquistadas, Jean de Béthencourt fijo rumbo hacia Fuerteventura. Aquí su llegada no fue tan bien recibida por buena parte de los aborígenes, con los que tuvo que combatir y hostigar para hacerse con el control total de la extensa isla majorera en 1405, solo tres años después de su llegada. Aquí construyó la primera ciudad de las Islas Canarias y la bautizó utilizando su propio nombre: Betancuria.

00:00
Título
La conquista del archipiélago: Jean de Béthencourt
Vídeo
Póster
La conquista del archipiélago: Jean de Béthencourt
La conquista del archipiélago: Jean de Béthencourt
Tipo
Ancho completo
Contenido

Al contrario de lo que pueda parecer, Jean de Béthencourt no tenía aspiraciones militares, sino más bien empresariales. En las Islas Canarias crece libre la orchilla, un liquen usado en el pasado para teñir la ropa de púrpura de forma natural. Este color, muy popular en las vestimentas de la época, debía hacer florecer a las factorías textiles que Béthencourt poseía en su tierra natal.

00:00
Título
La conquista del archipiélago: los primeros normandos
Vídeo
Póster
Costa de Rubicón, Lanzarote
Costa de Rubicón, Lanzarote
Tipo
Ancho completo
Contenido

Para llevar a cabo el viaje -y hacerse, de paso, con el monopolio de la orchilla-, el señor normando consiguió el favor del rey Enrique III de Castilla, “el Doliente”. A cambio, Jean de Béthencourt debería organizar la expedición, declarar el terreno conquistado como propiedad de la corona castellana y gestionarlo como señor.

Contenido

Tras el rápido trabajo realizado por Béthencourt con Lanzarote, El Hierro y Fuerteventura, la conquista señorial vivió unos años de menor ajetreo. El señor Hernán Peraza, quien había sustituido a los normandos, consiguió una anexión pacífica de La Gomera. Sin embargo, sus continuos comportamientos irrespetuosos y arbitrariedades con la población desembocaron en la rebelión de los gomeros, que tuvo lugar en la Torre del Conde durante 1488.

00:00
Título
De la conquista señorial a la realenga
Vídeo
Póster
Torre del Conde, La Gomera
Torre del Conde, La Gomera
Tipo
Ancho completo
Contenido

Unos años antes, la corona castellana había decidido ocuparse de la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, consideradas las más peligrosas debido al elevado número de aborígenes que las habitaban. En 1478 desembarcaron en las playas grancanarias de La Isleta, dando inicio a la conquista realenga. Aquí fundaron el Real de Las Palmas, el actual centro histórico de la capital y el punto desde el que se iniciaron años de batallas hasta lograr tomar el último bastión de resistencia aborigen, la Fortaleza de Ansite.

La siguiente isla en ver llegar a la flota castellana fue La Palma. Los benahoaritas utilizaron la geografía y frondosidad de la isla para defenderse, pero los conquistadores lograron capturar mediante tretas y engaños a Tanausú, el mencey que gobernaba la inexpugnable zona de la Caldera de Taburiente, haciendo caer así la defensa de toda la isla.

La última isla en ser conquistada y la que más resistencia opuso fue Tenerife. La corona castellana la hizo suya en 1496 con el asentamiento de Realejos, pero lo cierto es que la resistencia guanche siguió durante años de la mano de los alzados.

Contenido

Gran parte de los aborígenes canarios fueron apresados y utilizados como esclavos en el archipiélago, en la Península o en plantaciones de otras islas de la Macaronesia. Otra pequeña parte logró sobrevivir en las zonas más inaccesibles del interior de algunas islas o se integró en la sociedad tras abrazar el cristianismo. Y aunque su rastro se fue diluyendo, recientes estudios demuestran que siguen presentes en el ADN de la población local.

00:00
Título
El esclavismo durante la conquista canaria
Vídeo
Póster
Costa de Fuerteventura
Costa de Fuerteventura
Tipo
Ancho completo
Contenido

Para satisfacer la creciente demanda de mano de obra, la corona intensificó sus cabalgadas en busca de esclavos por el norte de África, llegando a traer cada año al archipiélago cientos de senegaleses, moriscos o antiguos guineanos. Estos actos, sin embargo, no quedaron impunes. Los piratas berberiscos se cobraron venganza con varios ataques a las islas, lo que propició que el rey Felipe II de España, “el Prudente”, aboliera las cabalgadas.

Contenido

La conquista de las Islas Canarias está llena de anécdotas esperando ser descubiertas a través de los antiguos refugios aborígenes en medio de la naturaleza, las soleadas playas a las que llegaron los conquistadores y todo el legado que dejaron tras de sí.

Aunque la historia no se detiene aquí. El archipiélago permite sumergirse en otras épocas como la de los aborígenes canarios y sus conocimientos únicos o el auge del comercio con el Nuevo Mundo y los ataques piratas que tuvieron lugar tanto en la costa como en el interior de las Islas Canarias.