Un paseo por la fauna endémica de El Hierro

Declarada Reserva de la Biosfera en el año 2000, El Hierro custodia una enorme riqueza natural y es el hogar de cientos de especies animales, algunas de las cuales solo pueden contemplarse aquí.

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Los lagartos son los animales más comunes y fáciles de ver de la isla. Pero entre todos, uno se erige como el auténtico rey. Su nombre científico es Gallotia simonyi, otorgado en honor al naturalista austríaco Oskar Simony, aunque siglos antes ya habían sido vistos por los conquistadores franceses, quienes los describieron en sus crónicas como “unos enormes lagartos tan grandes como gatos”. Y es que este robusto y longevo saurio puede alcanzar los 75 centímetros al llegar a la adultez y sobrepasar la barrera de los 35 años. Es omnívoro, tranquilo y como a la mayoría de herreños, le encanta el sol, el cual disfruta el 90 % de su tiempo.

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Tal y como demuestran los diversos fósiles hallados, antaño habitó prácticamente toda la isla. Pero la llegada de los nuevos pobladores, los campos de cultivo y la introducción de nuevas especies invasoras, entre otros factores, fueron mermando poco a poco la población hasta casi hacerla desaparecer. Fue declarado como especie protegida en 1975 y desde entonces se han puesto en marcha diferentes iniciativas y proyectos para su preservación como el Lagartario, un centro de recuperación abierto al público y totalmente volcado en esta misión.

En la actualidad, el lagarto gigante de El Hierro está asentado en el Risco del Tibataje, una Reserva Natural Especial situada en la vertiente norte de la isla, así como en el Roque Chico de Salmor, un pequeño islote protegido muy próximo a la costa noroeste. Una presencia atomizada, pero en aumento gracias a los programas de reintroducción que se están llevando a cabo en distintas ubicaciones de la isla aptas para su desarrollo.

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Perenquenes es como se denomina en las Islas Canarias a las salamanquesas, un género de geckos muy común en la cuenca mediterránea. Sin embargo, de las más de 30 especies que existen, cuatro de ellas parece que eligieron vivir en el archipiélago. Es el caso del perenquén de Boettger (Tarentola boettgeri), un pequeño endemismo que aprovecha sus escasos siete centímetros para esconderse bajo las piedras de la isla.

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Su gran adaptación hace que pueda ser avisado, especialmente de noche, en cualquier entorno natural, aunque es muy poco frecuente verlo en entornos superiores a los 400 metros de altitud o en zonas con vegetación alta como los bosques de laurisilva o los pinares, donde una mayor presencia de potenciales depredadores. Por este motivo y por su singularidad casi única, el perenquén de Boettger forma parte del Catálogo Canario de Especies Protegidas.

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La belleza magnética que emana de la joven naturaleza de El Hierro tiende a capturar la mirada del visitante a ras de suelo. Pero si se hace el ejercicio de levantar 45 grados la mirada se puede llegar a contemplar pájaros como el pinzón de El Hierro (F. c. ombriosa), una subespecie imposible de ver en otro lugar.  

No es el único, sin embargo. En la isla pueden avistarse hasta 40 aves endémicas como el mosquitero canario, el herrerillo o el reyezuelo sencillo canario, uno de los pájaros más pequeños de Europa y que habita en algunos bosques de El Hierro. Los aficionados a la ornitología también podrán reconocer el vuelo de rapaces como el halcón tagarote o el águila pescadora y contemplar raras aves marinas como la pardela chica macaronésica o el petrel de Bulwer en su hábitat natural. 

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El Hierro no solo tiene una naturaleza y fauna sorprendentes, también hay más de 250 kilómetros de senderos habilitados para poder explorarlo todo libremente. Sin embargo, la fragilidad del ecosistema herreño exige que también se haga de una forma responsable.    

Para disfrutar de la observación de especies y, a la vez, preservar el entorno, es importante minimizar la intervención humana, lo que significa reducir el ruido al moverse por la naturaleza, no alimentar ni tocar a los animales silvestres y mantener siempre el espacio limpio de residuos para evitar dañar a una flora o fauna irrepetible.

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Mirador de Isora. El Hierro.