El Hierro, una isla hecha para el parapente

Los casi 269 kilómetros cuadrados que componen la isla son todo un tapiz de contrastes. Verdes, rojizos, negros y azules se extienden hasta mezclarse a lo largo de senderos y carreteras. Pero hay una forma diferente y mucho más emocionante de disfrutar de la naturaleza de El Hierro: desde el aire.

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La conocida como “Isla del Meridiano” reúne todas las condiciones para hacer realidad uno de los sueños más antiguos del ser humano: contemplar el mundo a vista de pájaro. Su naturaleza volcánica la ha bendecido con paisajes de altura, pero también con un escarpado relieve lleno de miradores y atalayas naturales desde donde lanzarse a disfrutar del vuelo libre en parapente.  

Las condiciones climáticas del archipiélago también soplan a favor. Los cielos limpios y cálidos establecen el marco perfecto para la práctica de este deporte durante todo el año. Los característicos vientos alisios, por su parte, suelen ser los encargados de guiar y marcar el ritmo de una experiencia inolvidable.  

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El parapente aterrizó hace décadas en la isla y lo hizo con muy buen pie. Sus singulares condiciones permiten la práctica de diferentes modalidades como el deportivo o el acrobático, lo que rápidamente atrajo la mirada de pilotos profesionales y aficionados, quienes la denominan Acro Paraíso.  

A medida que el cielo fue tiñéndose de velas, fue floreciendo una auténtica pasión por el parapente. En la actualidad, El Hierro no solo acoge habitualmente certámenes nacionales e internacionales, sino que también existe una cultura muy arraigada alrededor de este deporte formada por diversas empresas especializadas, asociaciones y grupos locales, los cuales promueven la práctica respetuosa de este deporte en diferentes lugares de la isla.   

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En términos de parapente, podríamos decir que El Hierro tiene dos caras. La vertiente noroeste, atravesada por el imponente valle de El Golfo, es la más atrevida. Es la zona más expuesta a los vientos, la que presenta mayores alturas y sus termoladeras permiten prolongar la experiencia. Al sur, cerca de la playa de Tacorón, se encuentra un entorno de vuelo mucho más tranquilo que es ideal para los días con poca brisa.

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Situada en pleno corazón de la isla, esta zona de salto es toda una meca del vuelo sin motor. Y no es de extrañar, ya que reúne todos los ingredientes para un salto memorable. Sus distintas cotas y orografía han sido aprovechadas para crear cuatro puntos de despegue que van de los 600 metros a los 1.200, los cuales se adaptan a todos los niveles de vuelo y modalidades.

Una vez en el cielo, las vistas son sencillamente espectaculares. Una panorámica del Valle de El Golfo en dirección a la playa virgen de Arenas Blancas para, desde ahí, poner rumbo a la Reserva Natural Integral de los Roques de Salmor, hogar del lagarto gigante de El Hierro.

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Muy próximo a Dos Hermanas, siguiendo por la zona más alta de la ladera, se sitúa otra sorprendente zona de despegue. Su posición y altitud, a 1.100 metros, la hacen perfecta para realizar vuelos largos sin necesidad de ascendencias, los cuales pueden llegar hasta la zona de baño del Charco de los Sargos fácilmente.

La zona de Jable Tabano guarda una última sorpresa. Desde aquí es posible sobrevolar el mar de nubes los días que este curioso fenómeno abraza las cotas más altas del Valle de El Golfo.

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Partiendo de Frontera en dirección oeste se encuentra la Montaña Colorada, un particular promontorio rojizo de unos 800 metros de altitud desde el que es habitual ver despegar coloridas lonas. Las singulares condiciones y la gran variedad de rutas que pueden tomarse desde aquí lo han coronado como uno de los puntos de parapente más célebres y utilizados durante todo el año.

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A las espaldas de Tigaday, la zona más concurrida de La Frontera, se encuentra uno de los puntos de despegue favoritos de los pilotos más primerizos. Se encuentra a unos 600 metros de altitud, lo que es perfecto para realizar vuelos cortos o simplemente probar la experiencia. Su tamaño también es una ventaja los días de nubosidad baja, ya que permite seguir disfrutando de este deporte sin perder visibilidad.

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Al oeste de la isla descansa Sabinosa, un pintoresco pueblecito en el que las antiguas costumbres conviven con una nueva pasión por el vuelo. Su idílico paisaje con el Atlántico de fondo y espectaculares condiciones para la práctica de este deporte han convertido a esta zona en la favorita de los pilotos más experimentados y los amantes de las acrobacias. 

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Valle de El Golfo. El Hierro
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A pesar de ser la más pequeña del archipiélago canario, en la isla de El Hierro hay espacio para practicar todo tipo de deporte al aire libre. Más de 250 kilómetros de senderos y rutas por la naturaleza, solitarias carreteras para los amantes del ciclismo, paredes volcánicas para practicar una escalada diferente y un fondo marino en el que vale la pena sumergirse al menos una vez.