Mountain Wines: así son los vinos de la luz y del volcán «made in Islas Canarias».
Enrique Alfonso, propietario de la bodega Altos de Trevejos, nos recibe en una casona de 1790 ubicada en pleno casco histórico de San Miguel de Abona, en Tenerife. Esta propiedad, ejemplo de arquitectura tradicional canaria, acoge la bodega familiar y es visita obligada si acudimos a esta zona de la isla. Es la primera de las sorpresas que nos esperan en este recorrido.
Hace 15 años que Enrique y un familiar comenzaron a plantearse cómo recuperar unas fincas dedicadas al cultivo del cereal que se habían abandonado. La familia ya disponía de una bodega en la casona en la que tradicionalmente habían elaborado vino a granel. Surge entonces la idea, tal y como nos comenta, de un «proyecto sostenido sobre tres patas: la propiedad, la distribución y una tercera de carácter técnico» para la que se cuenta con el asesoramiento del enólogo Josep María Pujol.
Surge así A3, el germen de lo que ahora es uno de los proyectos enológicos más interesantes de Canarias y que «convierte la pasión por contar la verdad, a través del vino, en seña de identidad».
Enrique Alfonso asegura que en el mundo del vino en general, «hay que contar la verdad y la historia detrás de cada proyecto». En este caso, la historia –su historia– pasa por una recuperación del sentimiento de vino de parcela, porque en Altos de Trevejos, a los pies del Teide, la parcela es seña de identidad como en pocos lugares.
«Los Andes» de Canarias
Altos de Trevejos produce en Canarias el denominado Mountain Wine, una nomenclatura histórica que se aplicaba a vinos de Canarias y Málaga que llegaron a ser exportados a Estados Unidos.
Enrique Alfonso asegura que «han tratado de recuperar esa terminología de Mountain Wine para añadir un componente histórico de las Islas y poner en valor la importancia de los vinos de Tenerife en el pasado y en el futuro».
Se han convertido así en los mejores embajadores de esta bodega, unas pequeñas ediciones elaboradas con baboso negro, vijariego negro, listán blanco y malvasía. La zona de cultivo de los Mountain Wines se ubica en la vertiente sur del Teide. Son viñas prefiloxéricas cultivadas a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar. En Altos de Trevejos, «la altitud marca la diferencia, estamos en los Andes de Canarias», asegura.
El clima en esta zona de la isla es seco y frío, el salto térmico entre el día y la noche es uno de sus mayores condicionantes, y la intensidad lumínica única en el mundo que reciben estas viñas se convierte en un antiséptico natural y en el mejor aliado para apostar por una viticultura ecológica.
Las condiciones del cultivo en las laderas de la montaña hacen imposible la mecanización. En Altos de Trevejos todo el trabajo es manual y la viticultura un trabajo heroico como en pocos lugares del mundo. El primer metro de profundidad de los suelos en esta zona de la isla es un terreno franco arcilloso, en el que estas parras centenarias hunden sus raíces hasta llegar al estrato volcánico de donde obtienen su mineralidad.
Cualquier posible escollo que presente el trabajo en el campo se ha convertido en Altos de Trevejos en un «aliado cuando entra en juego el compromiso enológico». Asegura Enrique Alfonso que los Mountain Wines son «vinos de altura, auténticos, con mucho carácter, pero que al mismo tiempo mantienen el frescor debido a esas condiciones climáticas de la zona».
Altos de Trevejos cuenta en la actualidad con un total de 24 hectáreas y combina el cultivo en espaldera con unas 16 hectáreas en vaso de secano. En sus cotas más altas, las parras centenarias se acaban entremezclando con el pinar en la zona de Jama, en Vilaflor, el municipio situado a mayor altitud de España.
Los Mountain Wines son «vinos de altura, auténticos, con mucho carácter, pero que al mismo tiempo mantienen el frescor debido a esas condiciones climáticas de la zona».
Esa alianza entre el terreno forestal y la superficie agrícola da lugar a unos paisajes únicos, pero también provoca sobresaltos cuando llega la amenaza de los incendios forestales. Aún son visibles en un gran pino los efectos del más importante que ha afectado a la zona en los últimos años. Un gigantesco pino hueco que era utilizado como refugio por agricultores preside una de las zonas más llamativas del área de cultivo y es el único que, años después del incendio, quedó teñido de negro y aún en pie, cuando todos los que lo rodean han sido capaces de regenerarse.
Un espumoso rosado de listán prieto con vistas al viñedo
Los viñedos de Altos de Trevejos requieren de una visita sosegada y, para ello, la propiedad ha creado un mirador perfectamente integrado en el entorno. Este se convierte en el escenario perfecto para disfrutar de otra de las joyas de esta bodega: el sorprendente espumoso rosado elaborado a partir de la variedad listán prieto.
En este Brut Nature se aplica el método tradicional champenoise, una segunda fermentación y crianza en botella durante un periodo mínimo de 12 meses, y un posterior degüelle en seco que permite no añadir azúcares. Pocas veces estaremos tan cerca del cielo gracias a estas burbujas de altura y a un color cobre inusual que brilla bajo el sol en esta zona de la isla.
El futuro: hacer crecer el ecosistema
La mente inquieta y apasionada de este farmacéutico de profesión continúa dando vueltas a la idea de seguir añadiendo vida a este ecosistema. Ya tiene en la cabeza «comenzar a plantar almendros y ciruelos que, en la época de poda de la vid, generen un nuevo paisaje con su floración». También se están realizando algunos estudios para hacer una incursión en el cultivo del olivar, que está dando interesantes resultados en esta zona de la isla.
La actual normativa legal no da margen de maniobra en el ámbito del alojamiento turístico, aunque ya lo dice su propietario, «todo se andará». Sería el final perfecto de esta visita, una copa de vino bajo las estrellas.