El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, el más importante de Europa y el segundo del mundo después de Río de Janeiro, ciudad con la que está hermanada precisamente por esta razón.
Cientos de miles de personas se reúnen cada año en las Islas Canarias para disfrutar del carnaval más importante de Europa, y el segundo del mundo: el de Santa Cruz de Tenerife. 250.000 personas visitaron sus calles en 1987 batiendo el récord Guinness bailando al son de Celia Cruz. Desde entonces las cifras de asistentes no han cesado de aumentar, y en 2019 prácticamente se duplicaba el número inicial: 400.000 personas se congregaron el Sábado de Piñata, el día más importante del carnaval.
La fiesta tiene dos partes diferenciadas: el carnaval "oficial" y el carnaval en la calle. El primero cuenta con más de 100 grupos con una media de 50 componentes cada uno: murgas, comparsas, grupos de disfraces, rondallas y agrupaciones musicales, más de 5.000 personas que inundan las calles con un espectáculo de luz, sonido y color. El carnaval de la calle, por su parte, consiste en la participación de los propios ciudadanos en la fiesta, abierta a todo aquel que quiera bailar y disfrazarse, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional por el Ministerio de Turismo de España en 1980.
Se busca Reina
Uno de los pilares de la celebración es la gala de elección de la Reina del Carnaval y el sorteo entre decenas de participantes que aspiran a ser elegidas en sus respectivas categorías. Vestidas para conquistar, lucirán durante la gala trajes confeccionados durante meses y por valor, en algunos casos, de decenas de miles de euros.
Primero tendrán lugar los concursos en las diferentes modalidades para que, al final, la Reina del año anterior ceda su cetro a la nueva soberana del carnaval. Priscila Medina, Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife en 2019 y que con 7 años ya fue reina infantil de su ciudad natal, Puerto de la Cruz, demuestra la importancia que para los tinerfeños y las tinerfeñas tiene este acontecimiento: “La primera vez que me presenté en Santa Cruz logré el título de dama de honor, pero lo quise volver a intentar dos años después, me hacía mucha ilusión conseguirlo”, asegura posando junto a su traje y corona de reina depositados ahora en la Casa del Carnaval que alberga los mejores recuerdos y tesoros de la fiesta.
En los muchos talleres de la ciudad, auténticos artesanos de los trajes de carnaval trabajan sin descanso. Santi Castro, presidente de la Asociación de Diseñadores del Carnaval, considera que para entender la fiesta es fundamental “vivir unas horas de taller y ver a la Reina en directo, desde dentro, conocer sus tripas... Es pura pasión”. Hace 40 años que Castro se dedica a diseñar los trajes de las candidatas a Reina del Carnaval.
Además de las telas, para hacer los trajes se utiliza todo tipo de materiales que se colocan sobre una gran estructura de hierro. Plástico, cartón, aluminio, lentejuelas, piedras acrílicas. El tamaño de los trajes de las candidatas, gigantes, es una de las características de este carnaval. El resultado final puede llegar a pesar 400 o 500 kilos, razón por la que van equipados con ruedas. Además, la organización ha puesto un límite de 5 metros de ancho por 4,30 de alto y 6 de profundidad.
Canciones con crítica social y política
El director de la murga adulta Diablos Locos, Masi Carvajal, asegura que “lo ideal es ver todo el carnaval para poder disfrutar de las diferentes modalidades que tenemos, desde los concursos al día a día en las calles”.
Las murgas son grupos de personas que componen canciones que después cantan por las calles de la ciudad durante los carnavales, y cuyas letras generalmente son una crítica social y política. La corrupción, los problemas sociales y económicos, pasando por la desigualdad o la violencia de género son los temas de estas canciones que también entran a concurso.
Ponen música a los carnavales así mismo las comparsas, agrupaciones de músicos, cantantes y bailarines similares a las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro. La primera comparsa de Tenerife fue Los Rumberos, creada en los años sesenta por Manuel Monzón. Hoy, las numerosas comparsas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife tienen su estilo propio y están plenamente integradas en la fiesta.
El director de una de las comparsas más antiguas de la isla, José Manuel González, de Cariocas, destaca “el desfile Ritmo y Armonía por la avenida de Anaga. Es algo que hay que ver y vivirlo dentro porque es alucinante”.
Y además...
Las Palmas de Gran Canaria atesora la Gala Drag, un evento que lleva celebrándose desde 1998 alcanzando una gran popularidad y proyección internacional. Un espectáculo caracterizado por la transgresión, en el que las personas candidatas a convertirse en la Drag Queen del carnaval de la capital de Gran Canaria se transforman con apariencia de mujer de rasgos exagerados, calzando además enormes plataformas que dificultan el baile del número musical que realizan sobre el escenario.
En Santa Cruz de La Palma, cita obligada es el Carnaval de Los Indianos, con Sosó en el papel de la Negra Tomasa, que representa desde hace más de medio siglo la llegada de los canarios que viajaron a hacer las Américas y volvieron con una saneada economía, haciendo ostentación de la fortuna conseguida. Durante la celebración, los polvos de talco son también protagonistas, pues la gente que participa en esta curiosa y original fiesta es espolvoreada mientras la plaza de España de la capital palmera se convierte en la nueva Habana.
En San Sebastián de La Gomera, junto a la tónica habitual de las galas de la reina en la capital o el festival de murgas, se celebra el “Carnaval de los polvos de talco”, un día muy especial y esperado en el que quienes participan usan talco y harina — incluso el añil— para disfrazarse.
En Tigaday, una localidad de la isla de El Hierro, se celebra durante los carnavales la fiesta de Los Carneros, una tradición que estuvo a punto de desaparecer en la que los jóvenes se disfrazan con olorosas pieles de carnero resecas, mientras corren tras el público para asustar y manchar de tinte negro a quien se ponga por delante.
En Lanzarote son famosos Los Diabletes de Teguise, una de las tradiciones más antiguas de las Islas Canarias, con más de cinco siglos de celebración, cuyos símbolos de identidad son una cabeza de buey y cuernos y lengua de macho cabrío, además del zurrón con el que los Diabletes “zurran” a todo aquel que se cruza en el camino.
El carnaval llega por tierra y también por mar, como en Fuerteventura, con los Arretrancos y los Achipencos, competiciones por tierra y por mar de alocados vehículos, a cuál más original y divertido.