27°45′21.47″ N, 18°6′14.84″ W. En estas coordenadas del extremo occidental de El Hierro aflora un agua con propiedades curativas. El también conocido como Pozo de Sabinosa lleva más de tres siglos siendo uno de los lugares más populares de la isla, pero también uno de los que tiene más magia.
Solo hace falta echar un ojo a su singular naturaleza para constatar que El Hierro es verdaderamente la isla con alma. De ella brotan árboles sagrados como el Garoé y aguas beneficiosas para la salud. Este es el caso del Pozo de Sabinosa, más conocido como el pozo de La Salud, una fuente nacida de la necesidad de un pueblo sediento y que terminó convirtiéndose en todo un icono de la isla debido a su singularidad. Fue declarada Bien de Utilidad Pública en 1949, aunque este dato es solo una gota más en este apasionante pozo.
El curioso origen del pozo de La Salud
La climatología de la isla, con escasas precipitaciones, ha supuesto históricamente un desafío para la población local, que se ha visto obligada a ingeniárselas para hallar agua en diferentes épocas. En 1702, tras siglos de escasez, el señor de El Hierro y VIII Conde de La Gomera, Don Juan Bautista Herrera Ponte Ayala y Rojas, ordenó construir el pozo con el fin de abastecer a la zona.
La excavación terminó dos años después, en 1704, pero no con el final esperado. El agua que brotaba era turbia y salina debido a su origen volcánico, por lo que fue rápidamente descartada para el consumo humano y usada para abrevar al ganado. Sin embargo, no fueron pocos los que la probaron, quienes no tardaron en notificar mejoras en su salud. Así, la fama del pozo fue creciendo poco a poco, pasando de boca en boca y de isla a isla.
Ya a inicios del siglo XIX, varios médicos y científicos como el farmacéutico Santiago González Serrano se interesaron por ella y analizaron sus propiedades curativas, un hecho vital para que el facultativo canario Bartolomé Saurín y Celis la declarara como agua mineromedicinal en 1843. Este hecho hizo que su renombre se disparase, llegando a exportarse a lugares como Cuba y Puerto Rico.






Un paseo por el Hotel Balneario Pozo de la Salud
En el emplazamiento de la antigua excavación hoy ha brotado un balneario, el único de todo el archipiélago canario. Aquí, la salud y el cuidado toman forma de todo tipo de tratamientos y masajes, baños de sales, zona de spa, piscina, solárium y, por supuesto, un completo circuito de aguas mineromedicinales que llega hasta la bañera de las 22 habitaciones que tiene su hotel.
Además de un lugar de bienestar y relajación, el Hotel Balneario Pozo de la Salud también es un excelente punto de partida para sumergirse en algunas de las experiencias y actividades que ofrece la isla. Los amantes del senderismo, por ejemplo, pueden tomar desde aquí distintas rutas hacia lugares como la Reserva Natural Integral de Mencáfete, la Montaña Tenaca o el mirador de Bascos. Esta zona también es perfecta para contemplar las estrellas, así como también es posible disfrutar de la gastronomía local gracias al restaurante situado en las mismas instalaciones.
De camino al pozo de La Salud
El pozo de La Salud se sitúa en la zona oeste de la isla, a unos 25 kilómetros de Valverde. Un trayecto que puede realizarse tanto en coche como en autobús. Para llegar hay que dirigirse hacia Sabinosa, el pueblo más aislado de El Hierro y también uno de los más auténticos. Pasear por sus callejuelas es como viajar en el tiempo. Una experiencia única para sumergirse en la cultura y tradiciones locales, conocer de cerca a su gente y, cómo no, descubrir los sabores herreños más puros.
También es una parada obligada para los amantes de la fotografía, el senderismo y la enología, ya que Sabinosa ofrece opciones para todos ellos ya sea con panorámicas espectaculares, excursiones por la naturaleza o unos viñedos en los que se cultivan excelentes vinos.
La ruta por carretera también es todo un placer. Lo más habitual es tomar la HI-550, un trazado de postal que discurre con la imponente estampa del Valle de El Golfo a un lado y el Atlántico al otro.

Otros lugares herreños para sumergirse en un mar de calma
Frondosos bosques, playas volcánicas, miradores abiertos a paisajes de ensueño… El Hierro cuenta con rincones perfectos para hallar tranquilidad y conectar con uno mismo, pero quizá uno de los más especiales sean las piscinas naturales. El litoral de la isla las esconde de todo tipo: parajes de película como el Charco Azul o el Charco de los Sargos, espacios más familiares como las Piscinas de La Caleta o lugares con mucha mística como Tacorón. El único momento estresante del viaje puede ser tener que elegir uno.