Los lugares más románticos están en las Islas Canarias

Para disfrutar del viaje de novios, vivir una escapada en pareja o celebrar una boda. Las Islas Canarias representan un destino único para compartir nuestro amor con una amplia oferta de lugares y experiencias para dos

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Tenerife ofrece uno de los instantes más románticos que se pueda imaginar: amanecer con los primeros rayos de luz del día desde el pico más alto de España. La visita al Parque Nacional del Teide, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es un must no solo para recién casados sino para todo turista que llegue a la isla. Pero, además, existe la posibilidad de pernoctar en el Refugio situado en la cima del gran volcán para ver un amanecer o atardecer espectacular y vivir una experiencia única: contemplar la proyección de la sombra del imponente Teide sobre el mar.
 

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Una de las mejores vistas que podemos tener en Gran Canaria es desde el entorno del Roque Nublo, en el corazón de la isla. Se trata de un roque de origen volcánico que se eleva ochenta metros sobre su base situado a 1813 metros sobre el nivel del mar. La ruta de ascenso hasta este gigante de piedra nace en la carretera general, junto a una zona de aparcamiento, desde donde se recorre algo más de un kilómetro a través de un sencillo sendero hasta llegar a la misma base de este monumento singular y su hermano menor, el roque de La Rana. El paisaje a lo largo del recorrido y una vez llegamos a lo que se conoce como el Tablón del Nublo es espectacular.
 

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Lanzarote tiene el privilegio de acoger el hotel más romántico del mundo, según la opinión de los viajeros de TripAdvisor, siendo también uno de los mejor valorados en cuanto al servicio al cliente y como hotel más pequeño. Pero, ¿qué debe tener un hotel para ser considerado el más romántico del mundo?
El Lani’s Suites Deluxe, diseñado y decorado por su propietario Kumar Dadlani, está reservado solo para adultos y se encuentra en primera línea de playa, en Puerto del Carmen, con acceso directo a dos playas. Se trata de un hotel boutique diseñado en blanco puro y combinado armónicamente con su entorno. En sus instalaciones se respira solo tranquilidad y relajación. Cuenta con 25 habitaciones de seis tipos diferentes y con exclusivas vistas al océano Atlántico.

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Si lo que buscamos es disfrutar de una jornada tranquila en pareja, podemos relajarnos en la playa de La Concha, una de las más famosas de Fuerteventura por su tranquilidad, belleza y calidad. Ubicada en El Cotillo, en el noroeste de la isla, es una playa de arena blanca y calmadas aguas turquesas. Su oleaje es prácticamente inexistente gracias a un arrecife natural que la protege. Sin embargo, en los días en que el viento se levanta, los corralitos –unos pequeños muros circulares de piedra volcánica creados por los residentes– pueden servir de refugio para los enamorados.
 

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Reconocida como Reserva Starlight, La Palma tiene uno de los cielos más preciados para disfrutar del universo. Con una visita a las cumbres de la isla, como por ejemplo al punto más alto (2420 metros de altitud), donde se sitúa el Observatorio del Roque de los Muchachos, se puede vivir la experiencia de ver unos cielos limpios y despejados cualquier día del año. Las parejas pueden realizar esta experiencia por su cuenta o contratando una ruta nocturna guiada.
 

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Una de las visitas obligadas en La Gomera, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, es el Parque Nacional de Garajonay. Su nombre se inspira, precisamente, en una leyenda de amor, la de Gara y Jonay, que nos lleva hasta el manantial de los Chorros de Epina, compuesto por siete caños de madera. La tradición popular nos recuerda que en sus aguas uno puede ver el reflejo de su destino. Fue allí donde Gara se asustó al descubrir su trágico final. Hoy en día, hombres y mujeres aún acuden a los Chorros de Epina buscando más suerte en el amor que la que tuvieron los protagonistas de esta leyenda. Gara y Jonay acabaron suicidándose en lo alto del Parque.
 

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Si bien es cierto que el paisaje de El Hierro en su conjunto podría ser perfectamente declarado “lugar con encanto”, una experiencia romántica es, sin lugar a dudas, disfrutar de una puesta de sol en el Faro de Orchilla, un emplazamiento natural para contemplar el cielo frente a la tranquilidad del océano Atlántico en un enclave sin contaminación lumínica. Además de su importante valor astronómico, este punto también tiene su historia: en el siglo XVII se estableció allí el Meridiano Cero hasta que se reubicó en el pueblo inglés de Greenwich en 1885.
 

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Esta pequeña isla, apenas poblada, sin asfalto y alejada del ruido, representa un auténtico paraíso donde casarse descalzo en sus playas vírgenes de aguas cristalinas y color turquesa, como La Cocina, situada al pie de Montaña Amarilla, Las Conchas o La Francesa.