Los aborígenes gomeros: Hautacuperche

La Gomera y su naturaleza virgen invitan a viajar a la época en la que los navíos a vela surcaban los mares descubriendo nuevos continentes

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En La Gomera vivía un pueblo aborigen que adoraba y respetaba a la madre tierra, de nobles principios y costumbres originales que han llegado hasta hoy, como el lenguaje silbado de La Gomera, declarado Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad por la UNESCO. El gofio, el guarapo y la “miel de palma”, base de su gastronomía, les otorgaban la energía que necesitaban para recorrer sus senderos, que se conservan en los más de 600 kilómetros señalizados de la red de senderos que se encuentran en la App Info La Gomera. La huella de la historia de su conquista por la española Corona de Castilla en el siglo XV permanece latente. Te proponemos descubrir la isla, disfrutando de la paz que contagia su paisaje natural único, reconocido como Reserva de la Biosfera de la UNESCO. 

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Sucedió en San Sebastián de La Gomera. Los amores de la aborigen gomera Iballa con Hernán Peraza, el señor castellano que gobernaba a la isla con crueldad, fueron considerados como un incesto. Dieron lugar a la ejecución de éste por decisión del concejo de gobierno local. Hautacuperche fue el encargado de matarlo en este lugar, ya que tras beber leche del mismo animal al pactar para ocupar el territorio pasó a ser de la familia. Desde el Roque de Agando sale un sendero que pasa por este desfiladero o degollada, y en sus cercanías se encuentra la cueva de Guahedum, donde lo mataron.

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Hautacuperche significaba ‘persona que está señalada con el favor de los dioses’. Las crónicas históricas narran cómo la madre de Iballa, que estaba en la cueva de Guahedum con ella, en la zona del Monumento Natural de Los Roques, al salir avisó mediante el lenguaje silbado de La Gomera a Hautacuperche, que esperaba en un alto de la Degollada. Este también le respondió silbando. “De hecho”, señala Juan Carlos Hernández, técnico de patrimonio del Cabildo de La Gomera, “Iballa escuchó y comprendió lo que le decían y avisó a Hernán Peraza de que lo iban a matar. Por eso, creemos que ya entonces silbar era un lenguaje”.

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Ubicada en San Sebastián de La Gomera, su orientación, en la desembocadura del barranco de La Villa, indica que estaba construida para defender a los castellanos de los aborígenes y piratas. Allí corrió a refugiarse Beatriz de Bobadilla, esposa de Hernán Peraza, tras su ejecución. Hubo tres intentos de asalto por parte de los guerreros aborígenes, hábiles en el lanzamiento de piedras, en el que se entrenaban desde pequeños. De hecho, Hautacuperche era tan diestro con ellas que mientras las lanzaba con una mano contra la torre, con la otra cogía las saetas de los castellanos y se las devolvía. De ahí que los soldados lo identificaran como jefe y lo mataran. Fue en el momento en el que llegaron los refuerzos de la Corona castellana para defender el territorio. Los aborígenes de La Gomera creyeron haber perdido el favor de sus divinidades y se retiraron al lugar sagrado del Alto de Garajonay para recuperarlo

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Es el punto más alto de La Gomera con 1487 metros y está ubicado en el Parque Nacional de Garajonay, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Su superficie está repartida entre los seis municipios de la isla. Corazón de La Gomera y el lugar donde se cruzan los senderos, se trata de un bosque de laurisilva de la era terciaria que se alimenta de las nubes para poder crecer. Su famosa bruma acompaña al caminante hasta que llega a lo alto y se encuentra con las vistas del Océano Atlántico. Como lugar sagrado, aún se pueden ver las aras de sacrificio construidas como monumentos de piedra de este gran centro religioso. Allí permanecieron los aborígenes hasta que fueron engañados para bajar a San Sebastián de La Gomera por el conquistador Pedro de Vera. La sanción con la que los penalizó al ser apresados está considerada como el mayor castigo de sangre de la conquista. 

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En este tesoro arqueológico de casas cuevas que aún se conservan en Vallehermoso se encuentra el lugar donde vivió Hupalupo, uno de los miembros del consejo de aborígenes de La Gomera. Se le conoce como un hombre sabio y muy respetado que abogó por no iniciar el conflicto que llevaría a la Rebelión de los gomeros. Es un lugar vertebrado por senderos que conducen hasta monumentos naturales como el Roque Cano o la Fortaleza de Chipude. El viaje al pasado se enriquece en Vallehermoso visitando el Centro de Interpretación Las Loceras, el lugar perfecto para conocer la cerámica típica de La Gomera y El Centro de Interpretación de La Miel de Palma, donde nos explicarán por qué el guarapo está considerado una de las mejores bebidas del mundo para dar energía. Los aborígenes lo tomaban junto al sabroso gofio gomero. Además, se convierte en “miel de palma”, otra riqueza de la gastronomía de La Gomera.