3, 2, 1… ¡Clic! Visitar en familia el archipiélago canario es mucho más que crear un divertido recuerdo. Las muchas singularidades que componen cada una de las islas son una gran forma de estimular la curiosidad de los más pequeños y descubrirles nuevos horizontes como la fotografía.
Viajar con niños exige otro enfoque. ¿Qué es lo que realmente les gusta? A priori podría parecer que la arena y las olas son una opción acertada, pero no hay respuesta más sincera que la que ofrece su mirada al explorar su alrededor. La fotografía para niños puede convertirse en un aliado a la hora de ayudarles a descubrir un nuevo entorno como las Islas Canarias, despertar el interés por aquello que les rodea y, quizá, compartir una afición.
El primer viaje hacia la teoría del color
La luz es uno de los denominadores comunes entre la fotografía y las Islas Canarias. El archipiélago está bañado por 4.800 horas de sol al año, lo que permite a los más pequeños apreciar en detalle los vivos colores de la naturaleza. Playas como Las Teresitas de Tenerife o Las Conchas de La Graciosa son el lugar perfecto para retratar cómo el mar cambia de tonalidad, pasando de vivos turquesa a marinos más profundos a lo largo del día. Lo mismo ocurre con el beige de la arena, uno de los colores complementarios del azul. En playas como las de Corralejo de Fuerteventura o en las Dunas de Maspalomas de Gran Canaria el efecto del sol hace que brille hasta adquirir fulgurantes tonos dorados que contrastan con el Atlántico de fondo, mientras que al amanecer o atardecer crea en su superficie texturas de lo más interesantes.
No solo las playas canarias están llenas de color. El interior de cada isla esconde paletas únicas esperando ser redescubiertas por la curiosa mirada de los niños. El pasado volcánico del archipiélago ha pintado muchos paisajes con rojos, marrones y negros intensos, creando imágenes difíciles de ver en otro lugar. Una simple excursión por lugares como los Parques Nacionales del Teide y Timanfaya, en Tenerife y Lanzarote respectivamente, o la caldera de Bandama de Gran Canaria bastan para llenar el carrete con toda una explosión de color, aunque no son la única opción. Las calas volcánicas de La Palma, los escarpados barrancos de La Gomera o los paisajes de lava de El Hierro ofrecen otro punto de vista en el que predominan los contrastes creados por las oscuras coladas y el celeste del cielo o el azul del mar.
Los bosques del archipiélago también son toda una fuente de inspiración para los pequeños fotógrafos. Los palmerales y los típicos pinares canarios crean un mar de verdes que invita a sumergirse cámara en mano y dejarse llevar. Las islas también son el hogar de la laurisilva, un tipo de selva húmeda que permite viajar en el tiempo y documentar cómo era la naturaleza hace millones de años. Desde dentro, los frondosos árboles filtran la luz solar, creando atmósferas de cuento especialmente en días un poco nublados, haciendo que el verde resalte con mayor intensidad.
Para acabar de colorear la experiencia solo hace falta girar la vista hacia las poblaciones. El blanco de los caseríos tradicionales de Lanzarote o La Graciosa y su curiosa forma de resplandecer al mediodía o las coloridas fachadas de Santa Cruz de La Palma, La Laguna en Tenerife y Vegueta en Gran Canaria son la mejor forma de volver a casa con un álbum lleno de colores y experiencias.
Divertidas formas para despertar la curiosidad por la fotografía
A menudo, los grandes paisajes del archipiélago solo son el escenario. Y es que algunos árboles, plantas y formaciones naturales son tan curiosas que se convierten en inesperados protagonistas capaces de acaparar todas las miradas. Es el caso de Los Órganos en La Gomera, las retorcidas sabinas que habitan el extremo occidental de El Hierro, los fotogénicos dragos de Tenerife y Gran Canaria, las inusuales formas de las tabaibas y veroles de Lanzarote y un sinfín de cactus y flores que esperan, inmóviles, que saquen su mejor ángulo.
Recuerdos bestiales
En las Islas Canarias pueden verse más de 10.000 especies animales, algunas de ellas únicas; un bonito desafío para la agudeza visual y la paciencia de los niños. Para fotografiar a la fauna, sin embargo, se necesita ser respetuoso, lo que significa no invadir su espacio ni molestarlos. Una máxima cuyo cumplimiento siempre conlleva una buena recompensa en forma de grandes instantáneas. Para empezar, uno de los más singulares y sencillos de capturar con una cámara son los jameitos, un tipo de cangrejo ciego que solamente habita en los charcos de los Jameos del Agua de Lanzarote. Los lagartos también son toda una seña de identidad del archipiélago. Quizá los más representativos sean el lagarto tizón de Tenerife, el lagarto gigante de Gran Canaria, el lanzaroteño lagarto de Haría y el lagarto gigante de El Hierro, el cual habita en los Roques de Salmor pero puede ser también visto en el lagartario. Fotografiarlos, sin embargo, no es tarea fácil, especialmente en la naturaleza. Su rapidez y carácter asustadizo exigen calma, movimientos lentos y saber mantener las distancias para poder tomar la instantánea perfecta.
Por el cielo canario también revolotean diversos tipos de animales esperando ser fotografiados. Las mariposas, por ejemplo, son muy comunes en islas como La Palma y La Gomera, así como en el Mariposario del Drago de Tenerife, donde es posible acercarse a más de 800 especies de lepidoptera. Su aleteo constante puede suponer un pequeño reto a la hora de obtener una imagen nítida pero, con tiempo y silencio, es posible captar su gran variedad de colores. Si se dispone de un buen objetivo también se puede jugar a hacer un safari ornitológico con los más pequeños y fotografiar el día a día de diferentes especies de aves en su hábitat. En las zonas costeras, por ejemplo, es muy común ver volar a las pardelas, así como encontrarse con los pequeños y coloridos cernícalos en las islas de Gran Canaria y La Palma. En el interior es posible toparse otras especies como los pinzones, que suelen frecuentar la isla de La Palma, o la avutarda hubara, que puede contemplarse en zonas áridas de Fuerteventura, Lanzarote y La Graciosa.
Para completar el álbum pueden visitarse instalaciones especializadas como el Rancho Texas Lanzarote Park, Oasis Park Fuerteventura, Poema de Mar en Gran Canaria y Loro Parque Animal Embassy de Tenerife, un zoo de referencia mundial y que acoge a más de 400 especies animales y 300 tipos de loros.
La primera inmersión a la fotografía submarina
Bajo las cálidas aguas del archipiélago se esconde una enorme fauna marina que puede explorarse de diversas formas. En lugares como La Restinga, la Reserva Marina de la isla de El Hierro, solo se necesitan unas gafas, un tubo y una cámara submarina para toparse con peces tropicales, que a pesar de ser escurridizos pueden fotografiarse con nitidez gracias a la claridad de los fondos.
Otra experiencia diferente aunque igual de emocionante es el avistamiento de cetáceos y tortugas marinas, una actividad que puede realizarse con seguridad y respeto en muchas zonas del archipiélago gracias a las diferentes empresas especializadas. Retratar a delfines, rorcuales o ballenas es practicar un tipo de fotografía más libre e intuitiva, perfecta para los niños. Basta con configurar el enfoque en automático, sujetar bien la cámara y dejarse llevar.

Un álbum completo de diversión
Cuando se está en familia, cualquier momento es bueno para sacar una foto para inmortalizar el momento. En las Islas Canarias hay un mar de planes pensados para que los niños puedan expresarse con libertad y mostrar su mejor sonrisa. Parques acuáticos llenos de toboganes como el célebre Siam Park de Tenerife y el Aqualava Waterpark de Lanzarote y zonas temáticas como el Sioux City Park de Gran Canaria se unen a miradores y observatorios astronómicos desde donde fotografiar atardeceres o jugar a descubrir planetas, curiosos museos y lugares singulares. Y es que los niños encuentran la belleza en lo más inesperado, por lo que su mirada pura y sin filtros puede ser el complemento perfecto para documentar un recuerdo en forma de escapada.