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Explorar Tenerife por tierra, mar y aire es una de las mejores opciones para descubrir los encantos de la isla. ¿Por qué limitarnos sólo a recorrerla a pie o en coche, cuando podemos también surcar su Atlántico bordeando la costa, o sobrevolar su cielo?
Así dispongas de uno, dos o más días para conocer la isla, no pierdas la oportunidad de conocerla desde estas tres perspectivas. Para eso te traemos una propuesta que seguro que te va a encantar:
Tenerife por tierra: volcanes y pueblos
Sin duda, el principal atractivo de la isla es su volcán Teide, el punto más alto de España. Cualquier ruta por tierra en Tenerife debe incluir el Parque Nacional del Teide, que es además Patrimonio de la Humanidad. Explora su entorno, sube a pie sus faldas, duerme en el refugio o aventúrate en teleférico hasta su cima, cualquier opción es buena.
Explora los pueblos de Tenerife, desde las zonas costeras del norte, como Garachico, La Orotava o Puerto de la Cruz, hasta su árido sur, como Candelaria, El Porís, El Médano, Los Cristianos o Las Américas, y por supuesto sin olvidar la niña bonita de la isla, la ciudad de La Laguna, también Patrimonio de la Humanidad, y la capital, Santa Cruz, el corazón de Tenerife.
Pero no te vayas de aquí sin recorrer alguno de sus muchos senderos, como los de Anaga, la Reserva de la Biosfera de la isla.
Tenerife por mar: playas y piscinas
El canario dice no poder vivir sin su mar, sin sus playas y piscinas naturales. No es de extrañar, y es que el Atlántico ha ido salpicando la idiosincrasia, cultura y carácter del isleño. Y obviamente también su gastronomía (¡prueba las lapas con mojo canario!).
Las opciones para explorar Tenerife por mar son muy variadas, a cada cual más atractiva. Las más común es la de tomar el sol y refrescarse en sus playas. Pero no cualquier playa, mejor las de arena negra, esas que evidencian con orgullo las raíces volcánicas de esta tierra; aunque también las hay de arena blanca, como la de Diego Hernández en la costa de Adeje. Lo bueno es que, al fin y al cabo, aquí el contraste es la seña de identidad.
Pero por si esto fuera poco, Tenerife ofrece también otros rincones únicos, como sus piscinas y charcos naturales, formados al enfriarse la lava rápidamente al entrar en contacto con el mar. Prácticamente toda la costa de la isla esconde rincones de estos. Famosas son las piscinas naturales de Garachico o la de Bajamar, entre otras. Luego los isleños conocen otras muy escondidas, de esas que no se encuentran en guías ni en reportajes turísticos, así que no voy a ser yo quien desvele el secreto. Lo que sí puedo decirte es que en el interior de alguna cueva en el sur hay piscinas naturales espectaculares. Saca tu espíritu explorador y acércate a algún local que te guíe hasta estos escondites. Eso sí, no digas nada… shhhh… deben seguir siendo “secretos”.
En este descubrimiento de la isla por mar hay otras opciones interesantes. Saca las gafas y el tubo y practica snorkel en nuestras aguas. Incluso, si tienes suerte, podrás nadar junto a tortugas marinas (un enclave ideal para esto es la caleta de Adeje), y si eres más aventurero, ponte el neopreno y la botella de oxígeno y bucea. ¡Qué mejor forma de apreciar los fondos marinos! Aunque si buscas disparar tu adrenalina, mejor apúntate a muchas de las actividades acuáticas de aventura que se pueden practicar aquí.
Las opciones no se agotan. Si prefieres un plan más relajado, también puedes subir a bordo de un barco y disfrutar de un interesante paseo alrededor de la costa, o incluso de un tour para avistamiento de cetáceos.
Sea cual sea tu opción, recuerda que esto es una isla, y hay que conocerla bien por mar.
Tenerife por aire, surcando el cielo
Si has llegado hasta aquí ya debes estar enamorado de nuestros paisajes y seguro que de nuestra gente. Pero aún queda más, falta explorar Tenerife desde el aire. Y qué mejor manera de hacerlo que con un excitante paseo en parapente.
Se trata de una de las actividades más demandadas en la isla. Déjate arrullar por los vientos alisios y lánzate desde la cumbre para divisar Tenerife desde las alturas. Da un poco de miedo, sobre todo en la salida, pero una vez en el aire todos los temores se desvanecen y te maravillas con el paisaje que se extiende a tus pies.
Ahora bien, si aún así te sigue pareciendo demasiada aventura, siempre tienes la opción de contratar un paseo en helicóptero y que te guíen en tu ruta por el aire.