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¿Alguna vez has imaginado cómo sería viajar a Marte? Lanzarote es un lugar donde la magia se esconde detrás de cada esquina. Te aseguro que caminar entre la lava y sus volcanes hará que te sientas como en otro planeta. ¿No me crees? Te lo voy a demostrar. Quiero enseñarte tres rutas diferentes que puedes hacer por tu cuenta y donde podrás disfrutar de paisajes de ensueño, apreciar la belleza de la naturaleza, los ríos de lava, los cráteres de los volcanes… Pero sobre todo, te enseñaré lugares donde deleitar de una buena bocanada de aire fresco.
Antes de empezar deberías saber que Lanzarote es una isla volcánica y hace casi 200 años tuvo lugar su última erupción. Desde entonces, los conejeros (como se les conoce a los habitantes de la isla) viven entre cenizas, cráteres y ríos de lava congelados, creando paisajes que transmiten una especial calma y tranquilidad a todo aquel que se atreve a acercarse para admirar su belleza. Ha llegado el momento. Despierta tus cinco sentidos porque estoy a punto de enseñarte tres rutas entre volcanes que han hecho que me enamore aún más de Lanzarote.
Volcán de La Corona
El día amanece soleado, miro tras la ventana de mi habitación y el cielo está completamente despejado, ni una sola nube. Parece que es el día perfecto para irnos de ruta. Nuestra primera parada, el Volcán de la corona.
Llegamos a Ye, un pequeño pueblo al norte de la isla. Dejamos el coche aparcado en frente de la iglesia, pues el sendero comienza a pocos metros de la ermita. El camino que nos llevará hasta el cráter es muy fácil de identificar, bastante ancho y de dificultad mínima. Mirando de frente a la Iglesia lo encontrarás a tu derecha si sigues caminando unos pocos metros.
Comenzamos a subir. Las últimas semanas ha llovido, por lo que el color verde predomina en el paisaje, algo poco común en una isla donde el color de la ceniza (picón) es el protagonista. Las aulagas, tabaibas y vinagreras, nos acompañan durante todo el recorrido pero sobre todo aunque de forma discreta destacan los líquenes, una simbiosis entre hongos y algas que le dan un toque personal a Lanzarote y a su paisaje volcánico.
Seguimos subiendo. El camino siempre está perfectamente señalizado durante todo el recorrido. Aunque su duración no es muy larga, el sol aprieta, menos mal que me he traído una botella de agua fresca, no olvides llevarte una.
Por fin llegamos. En ese momento solo había tres personas, por lo que el ambiente era muy tranquilo. Intentamos buscar alguna forma de bajar y entrar al cráter pero es imposible. Aun así ya era suficientemente increíble sentarte a observar la boca del volcán y más cuando imaginas que en algún momento estuvo activo, expulsando lava y creando el paisaje que ahora nos deja boquiabiertos.
Antes de bajar y volver al pueblecito de Ye, decidimos sentarnos, desconectar y admirar su belleza. Vamos, una última foto y un, dos, tres… móviles fuera.
¡Qué bien sienta desconectar! Ya es hora de volver. Por el mismo camino que subimos, bajaremos para así llegar al punto desde donde partimos. ¡Atentos! Hay otro sendero un poco más a la derecha, no te confundas (como me pasó a mi) porque te perderás y tendrás que volver a subir para coger el correcto.
Ya estamos de vuelta en Ye, nuestra primera caminata entre volcanes la podemos dar por finalizada.
Volcán del Cuervo
Nos dirigimos a nuestra siguiente ruta,el volcán del cuervo. Para poder hacerla tendremos que ir en coche. Hay un aparcamiento justo antes de comenzar el sendero, lo encontraremos por la carretera que va desde la Geria hacia Mancha blanca. En esta ruta me gustaría darles un consejo. Si el cielo está despejado, sería buena idea hacerlo por la tarde, un poco antes de que comience el atardecer porque créanme, la puesta de sol es increíble.
Dejamos el coche en el aparcamiento que se encuentra justo en la entrada. El recorrido hacia la boca del volcán es muy fácil y completamente llano. Además, no te llevará más de 15 minutos llegar hasta ella. Durante la ruta encontrarás carteles donde dan información detallada sobre el lugar, entenderás a la perfección qué es todo aquello que te rodea.
El paisaje es increíble, el malpaís, como se le conoce al mar de lava que deja la erupción del volcán, hace que parezca que estemos caminando en la mismísima luna. Cuando llegamos a la pared del cráter el camino se divide en dos, deberemos seguir hacia la derecha, rodeándolo hasta llegar a la abertura que nos permitirá entrar en la boca del volcán.
Ya estamos dentro. Miro hacia el suelo y me llama la atención la presencia de una pequeña flor amarilla que destaca en ese paisaje tan árido, donde parece que cualquier tipo de vida allí es inexistente. Sigo caminando, mirando hacia todos lados, apreciando cada rincón lleno de belleza. Después de un buen rato decidimos salir y seguir el camino que rodea el cráter.
El sol va cayendo. Sus últimos rayos me dan en la cara y comienza a esconderse detrás de las montañas. Había quedado fascinada por la belleza que deja un volcán tras su erupción, pero el momento en el que seguimos rodeándolo y comienza la puesta de sol, es ahí cuando surge la magia. Ojalá pudiese explicar con palabras las sensaciones, el paisaje y la delicadeza del sol ocultándose tras las montañas.
Ha llegado el momento de disfrutar de este instante con todos nuestros sentidos. Y sabes lo que toca hacer ¿verdad?. Vamos, rápido, última foto. Una vez más, un, dos, tres… móviles fuera.
Una vez terminamos de ver el atardecer, seguimos el mismo camino para volver al aparcamiento. Nos dimos un poco de prisa para aprovechar la poca luz que quedaba y no quedarnos totalmente a oscuras. Ya damos por terminada nuestra ruta por el volcán de cuervo, corta pero muy intensa.
Caldera Blanca
Nuestra siguiente y última ruta será Caldera Blanca. El día amanece fresquito pero despejado. Dado que esta es la ruta más larga, pues llevará toda la mañana, me llevo algo para comer y como siempre, mi botella de agua fresca.
Se encuentra cerca del pueblo de Mancha Blanca, a unos dos kilómetros. Saliendo de la carretera principal, verás un camino de tierra que se desvía. Además, hay un cartel a la entrada donde encontrarás información sobre la ruta. Entra por ese camino y más adelante podrás aparcar el coche y comenzar el sendero el cual está perfectamente señalizado. La dificultad no es muy alta pero si la comparamos con las dos anteriores sí podríamos decir que es la más complicada, pero una vez lleguemos a la cima, te aseguro que habrá valido la pena.
Al igual que en las otras, durante el camino estamos rodeados de un mar de lava espectacular pero en nuestra ruta nos encontramos algo que la hace diferente. Las tonalidades de color blanco de la pared del volcán junto a la cantidad de ovejas cabras que nos cruzamos por el camino hace que se convierta en un lugar peculiar y con una atmosfera especial. Seguimos subiendo a lo largo del sendero. La pendiente de este es más inclinada que las del resto.
Tras un rato caminando, logramos llegar a la cima. Las vistas desde alli son alucinantes. Ojalá pudiese describir con palabras la emoción que sentía en ese momento. Observo la isla a mis pies, al fondo, el océano atlántico, tan mágico como siempre. La panorámica es espectacular así que ha llegado el momento de desconectar y disfrutar. Vamos a hacer lo de siempre. Última foto. Preparados. Uno, dos, tres… móviles fuera.
Estuvimos un largo rato sentados allí. Disfrutamos del silencio, reímos y escuchamos canciones que rápidamente se fundían con el paisaje, como si de su propia banda sonora se tratara. Finalmente, volvimos de vuelta por el mismo camino que habíamos subido y terminó una ruta que sin duda repetiré.
Hasta aquí, nuestra ruta entre volcanes. No es lo mismo leerlo que vivirlo. Así que si visitas Lanzarote te animo a que te pongas ropa cómoda, protección solar, una botella de agua fresca y salgas a descubrir sus paisajes, porque créeme, no te defraudarán.