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El Hierro es un paraíso natural, con hermosos paisajes en sus cumbres y también en sus costas. Recorrer la isla es perderse entre horizontes llenos de contrastes, desde enclaves costeros donde sólo el rugido del mar mata el silencio, hasta zonas de montaña que son un auténtico deleite para los amantes del senderismo.
Uno de los planes perfectos durante mi visita a El Hierro fue combinar en un mismo día estos dos paisajes, con una fantástica ruta que me llevó a coronar un tramo de la cumbre y que culminó con un buen baño en el mar. ¿Me acompañas?
Ruta de senderismo por La Llanía
¿Qué mejor manera de empezar el día que adentrarse de lleno en la naturaleza? Subiendo desde El Pinar hacia Hoya del Morcillo encontrarás una de las rutas de pateo más conocidas, y al mismo tiempo de las más recomendadas, sobre todo si no se dispone de mucho tiempo en la isla, la de La Llanía.
Cuenta con tres senderos circulares, de diferentes longitudes y dificultad. Según el tiempo, forma física y ganas que se tengan, puede escogerse uno de ellos. En mi caso me decanté por el más corto. Un fin de semana en El Hierro da para mucho, pero quería aprovechar ese día para hacer muchas cosas más. Al fin y al cabo, con esa pequeña ruta iba a ser suficiente para una primera toma de contacto con el mundo del senderismo en El Hierro (hay turistas que van a la isla exclusivamente para practicarlo).
La primera parte de nuestra ruta empezó de forma inmejorable. Conducir entre el espectacular monte de El Pinar ya nos deleitaba con preciosos paisajes naturales, pero La Llanía nos mostraba un paisaje algo diferente, un bosque húmedo y tupido, el brezal. Dejamos el coche en el punto de partida del sendero y seguimos la señalización (estaba todo perfectamente indicado).
El recorrido empieza por un pequeño camino, al comienzo del sendero, que se va adentrando poco a poco entre una densa vegetación en la que los árboles llenos de musgo forman como un pequeño techo natural, convirtiéndose en un singular pasadizo en el que la única banda sonora la ponen los pájaros. Qué tranquilidad. Qué silencio. Qué olores.
A escasos metros, una pequeña pendiente dirige a los senderistas hasta una colina con un espectacular mirador sobre El Golfo. Es impresionante la sensación de sentirse coronando la isla, asomado a esa inmensidad como si un balcón se tratase.
Descenso hacia El Golfo
La zona de El Golfo es muy peculiar, y es que se formó a partir de un desplome de parte de la isla, fruto de una erupción volcánica, que hizo que al caer al agua se formara una enorme explanada que contrasta sobremanera con la orografía montañosa de El Hierro. Dicen que el efecto tuvo que sentirse en América. De esto hace ya 30.000 años.
Tras estas vistas, y la sesión de fotos pertinente, continuamos nuestro pateo, en una sucesión de espacios abiertos que se van intercalando por el camino con espacios tupidos de vegetación.
Una vez concluido el circuito seguimos por la carretera de Malpaso rumbo a la costa del municipio de Frontera. Lo mejor del camino fue el contraste climático, con zonas de mucha bruma y niebla y otras zonas despejadas y con sol. Es lo que tiene adentrarse entre montañas. El descenso hacia El Golfo brinda unas vistas espectaculares, por lo que el trayecto merece la pena. Una vez llegamos a Tigaday, la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, que corona la pequeña montaña de Joapira, nos da la bienvenida. Si quieres hacer un alto en el camino, aprovecha también para sacar fotos desde allí. Las vistas aquí también molan mucho.
Una vez en Tigaday, que es el centro comercial y administrativo de Frontera, comenzamos nuestra ruta de charcos, bordeando la costa.
Charcos y piscinas naturales en la costa
Hay multitud de piscinas y charcos naturales en El Hierro, que son incluso más populares que las playas, y no es de extrañar, son rincones preciosos perfectamente acondicionados para el baño. La más conocida y visitada es la de La Maceta, una enorme piscina natural en el mar, con varias áreas de baño y con una cómoda zona de solarium para disfrutar del sol.
Tiene aseos, un restaurante al lado, e incluso una preciosa zona de picnic, a la sombra, con varias mesas grandes donde la gente se sienta a comer cómodamente. En cualquier caso, se decida comer allí o no, es un rincón precioso para sacar fotos, con los famosos Roques de Salmor de fondo, refugio de aves marinas y del lagarto gigante de El Hierro.
Disfrutar de un buen baño en La Maceta puede ser el plan ideal para terminar el día, o bien se puede aprovechar para visitar otros charcos y piscinas cercanas.
A tan sólo cinco minutos está el más fotografiado y turístico de todos, el Charco Azul. Ese que roba todo el protagonismo en las guías de viaje de El Hierro por su extraordinaria y singular belleza. Se trata de una pequeña piscina formada dentro de una cueva, donde el agua adquiere un llamativo color turquesa.
Sin embargo, conviene comprobar el estado del mar antes de lanzarse al agua. En mi caso, no pude disfrutar de ese ansiado baño, pues el viento que hacía ese día azotaba sin tregua el Atlántico, pero reconozco que igualmente disfruté mucho de la visita.
Si te ves con energía después de este tour de cumbre a costa, puedes acercarte también al charco de Los Sargos, o incluso seguir un poco más hasta el Pozo de la Salud. Todo depende de la energía y el tiempo que quieras dedicar a cada lugar.
El Hierro, paraíso de contrastes
El Hierro, la más pequeña y la más joven de las Islas Canarias, te brinda planes como este, de absoluto contraste, empezando el día en la montaña, con un clima templado y fresco, y terminar la tarde a los pies del Atlántico, al calorcito y al sol.
Es como un pequeño universo en miniatura, con posibilidades variadas y atractivas que sin duda cautivan a quien la visita. Y si a eso le sumas sus encantadoras gentes, se convierte en un destino ideal para pasar unos días de vacaciones o bien una escapada de fin de semana.