Lanzarote es una isla pequeña que esconde rincones de ensueño.
Al noroeste de La Palma, Puntagorda aparece como una franja de mar y monte que, si no se planea su parada, puede pasar desapercibida al transitar de largo por la carretera general.
Sendas fortificaciones enmarcan el paseo por una ciudad que con los siglos ha ido perdiendo el contacto con el mar.
Hay lugares que sin tener nada, lo tienen todo.
Una de las características que más se ha nombrado siempre de la isla de El Hierro es la de ser una de las más pequeñas de las Islas Canarias, de hecho, la más pequeña hasta hace algo más de un año, cuando La Graciosa fue finalmente reconocida como la octava isla habitada de Canarias.
Un puente y tres calles, que enmarcan las orillas del Barranco de Santos, concentran una de las mejores zonas de esparcimiento de Santa Cruz. Cine, teatro y exposiciones encajan como un guante con la gastronomía de La Noria y el Mercado de Nuestra Señora de África.
¿Norte, centro o sur? Es una de las dudas más frecuentes de los viajeros que planifican sus vacaciones en Fuerteventura.
En 1973, la primera Exposición Internacional de Escultura en la Calle reunió en la capital tinerfeña a más de cuarenta escultores de prestigio.
Si viajas a Fuerteventura es posible que las ansias por disfrutar de sus paradisíacas playas te guíen hasta las Grandes Playas de Corralejo, la de la Barca o Cofete.
Para todos menos para estas dos joyas de Lanzarote.