Playa Santiago-Guarimiar
Esta ruta nos lleva desde el encantador pueblo pesquero y turístico de Playa de Santiago hasta el interior del barranco encajonado de Guarimiar, un paisaje agreste y vertical que refleja la esencia de La Gomera. A lo largo del recorrido se alternan bancales, palmerales y casas tradicionales, alineadas como fichas de dominó sobre los estrechos terrenos cultivados, testimonio de la agricultura heroica y del esfuerzo de generaciones de gomeros. La ruta transcurre por carretera asfaltada, apta para todo tipo de bicicletas, y aunque la subida hasta el núcleo superior de Guarimiar es exigente en algunos tramos con desniveles de hasta el 10%, la ausencia de tráfico y el excelente estado del firme hacen que el ascenso sea muy llevadero y agradable.
Recorrido
Esta ruta nos lleva desde Playa de Santiago adentrándonos en el imponente barranco de Santiago, uno de los grandes cauces de la isla que se origina en la cabecera de Benchijigua, cerca de los roques centrales y el Parque Nacional de Garajonay. Tras pasar por zonas alteradas junto a la carretera, el barranco recupera su carácter natural, y a lo largo del recorrido encontramos el caserío de Rumbazo, asentado sobre los derrubios de las paredes del barranco, reflejando la adaptación histórica de la población a un entorno desafiante. Poco después, un ramal nos introduce en el barranco de Guarimiar, con su fisonomía de cañón y sus empinadas paredes, donde descubrimos el caserío del Cabezo y fincas tropicales que incluyen cultivos de café, una de las producciones más exóticas de la isla. El recorrido, de menos de dos kilómetros, nos conduce hasta Guarimiar, un núcleo de casas tradicionales y bancales que muestran la agricultura heroica de la isla, construida sobre laderas prácticamente verticales. La ruta culmina en Lobelión, un pequeño conjunto de casas tradicionales que conserva la memoria de la vida ancestral, con huertos adaptados a las pendientes y cultivos de subsistencia. Durante el regreso hacia Playa de Santiago, los ciclistas disfrutan de la panorámica de laderas abancaladas y palmerales, testigos del ingenio del pueblo gomero para transformar los terrenos más escarpados en espacios fértiles, haciendo de esta ruta un recorrido tanto paisajístico como cultural, que revela la armonía entre la naturaleza y la tradición agrícola de La Gomera.