¿Qué significa el volcán submarino de El Hierro para la vida de la zona?

Las erupciones de 2011 y 2012 generaron nueva vida en las aguas de El Hierro

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El Hierro, la más joven de las Islas Canarias, nació hace 1,2 millones de años tras varias erupciones volcánicas cuyo magma rompió el fondo marino hasta alcanzar los 1501 metros sobre el nivel del mar (el pico de Malpaso, el punto más alto). La naturaleza volcánica de la isla no solo es historia, sino también presente. Entre octubre del 2011 y marzo del 2012, El Hierro vivió varias erupciones procedentes de un volcán submarino (la primera de este tipo en los últimos 500 años) precedidas por débiles movimientos sísmicos imperceptibles para la población que llegaron a abombar la superficie en algunas zonas hasta seis centímetros. Años después, el nuevo volcán submarino ha traído nueva vida a las aguas de El Hierro, y se ha convertido en un lugar de visita interesante para los submarinistas.

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El episodio de erupciones se prolongó durante 134 días, convirtiéndose en el segundo más largo en las Islas Canarias desde el de Timanfaya (Lanzarote) en 1730. El nuevo volcán está ubicado al sur de El Hierro, a cinco kilómetros de La Restinga y a 88 metros de profundidad en el Mar de las Calmas. Su base mide 700 metros de diámetro y su cráter 120 de anchura.

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Las erupciones volcánicas de 2011 regeneraron los fondos marinos, lo que dio lugar a una particular biodiversidad y un paisaje submarino único y lleno de vida. Se trata de un nuevo espectáculo para los submarinistas. Una campaña del Centro Oceanográfico de Canarias del Instituto Español de Oceanografía (IEO), realizada del 27 de abril al 4 de mayo de 2015 a bordo del buque oceanográfico Ángeles Alvariño, evidenció la recuperación de los fondos del entorno del volcán submarino tras obtener muestras del fondo y su fauna asociada, entre los 90 y los 900 metros de profundidad.

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Numerosos organismos que viven adheridos a la lava expulsada por el volcán atraen a peces, crustáceos y cefalópodos que se alimentan de ellos. Hay moluscos bivalvos y poliquetos, un tipo de anélidos de aspecto parecido a los gusanos, que se fijan al sustrato y se alimentan filtrando el agua que el volcán ha cargado de nutrientes. Como supervivientes a la erupción, sigue habiendo organismos sésiles como gorgonias, corales y esponjas. Entre las especies de peces, se ven fulas amarillas, congrios, morenas, lagartos, cabrillas, pejeperros y medregales.

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Ya antes del nuevo volcán, la isla era uno de los destinos del mundo más apreciados para los aficionados al buceo, sean expertos o estén dando sus primeros pasos (o incluso quieran estrenarse en esta práctica deportiva). Con más razón ahora. Hay infraestructuras, personal y material necesarios para realizar las inmersiones con todas las garantías. La isla cuenta con una enorme cantidad de puntos de inmersión. En la zona de La Restinga, además, se pueden alcanzar profundidades de hasta 300 metros a pocas millas de la costa, gozar de visión horizontal de hasta 30 metros, y recorrer acantilados, veriles, plataformas arenosas, cuevas…

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La temperatura del agua suele oscilar entre los 18 y 25 grados centígrados durante todo el año, lo que atrae a especies tropicales y mediterráneas. La densa vegetación que cubre los fondos rocosos hace de la isla el refugio ideal para gran variedad de flora y fauna y, en ocasiones, una zona de paso para animales pelágicos. La Reserva Marina de La Restinga, por ejemplo, es un santuario reconocido internacionalmente que acoge numerosas especies de animales, como tortugas, atunes, rayas, meros, chuchos, delfines, barracudas… y de vez en cuando, algún pacífico tiburón ballena.

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No solo los submarinistas han encontrado un renovado foco de atención gracias al volcán submarino. En los últimos años, el IEO ha realizado numerosas campañas científicas para estudiarlo, de manera que la zona se ha acabado convirtiendo en un laboratorio natural donde analizar los efectos de los cambios ambientales, como puede ser una erupción volcánica, en los ecosistemas marinos.