¿Quién es quién en el cielo canario? Unas pistas para mirar el cielo con los niños






De las Islas Canarias, al cielo. Literalmente. Porque uno de los grandes atractivos del archipiélago son sus cielos límpidos, que hacen las delicias de cualquier aficionado a la astronomía, pero también de cualquiera que alce la vista en plena noche, porque resulta imposible resistirse a la magnética belleza de tantos cuerpos celestes sobre sus cabezas. A los niños les fascina. Cómo no.
El Gran Telescopio Canarias
Podríamos explicar aquí que las Islas Canarias cuentan con el Gran Telescopio Canarias, ubicado en el observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma, a 2396 metros de altitud, precisamente porque desde allí se puede ver todo con más claridad; apenas hay contaminación lumínica, un tesoro cada vez más difícil de encontrar. Tiene el mayor telescopio óptico del mundo, que permite saber más sobre los agujeros negros, las estrellas y galaxias más alejadas del Universo y las condiciones iniciales tras el Big Bang.
Mejor durante la luna nueva
Pero eso es demasiado para los más pequeños de la casa y para los no iniciados, así que proponemos buscar un rincón tranquilo de cualquiera de las islas y, en una noche despejada, sentarse o tumbarse para admirar el espectáculo. ¿Telescopio? No, no hace falta, de verdad. ¿Prismáticos? Tampoco. Siempre serán mejor estas herramientas, claro está, pero el despejado cielo canario permite observar a simple vista maravillas que están “escondidas” para la gran mayoría de visitantes en sus lugares de origen. ¡Y como los niños tienen muy buena vista, lo disfrutarán! Basta con alejarse de las zonas más habitadas, cuya iluminación puede enturbiar las vistas, buscar un sitio lo más alto posible y con un horizonte despejado de montañas y árboles y, a poder ser, durante la luna nueva. Suficiente para divisar estrellas (también las fugaces), galaxias, constelaciones, satélites, nebulosas, planetas…



Las estrellas centellean; los planetas, no
Porque no solo hay estrellas en el cielo. De hecho, las que centellean lo son. Los que brillan sin temblores (de hecho, desprenden más luz que las estrellas) son los planetas: Venus es entre blanco y amarillo, por ejemplo, mientras que Marte tiene tonos rojizos y Saturno, más naranja, es junto a Júpiter de los más fáciles de detectar.
Cambio de posición
Debido al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, el panorama del cielo va cambiando según la estación del año. Esto provoca que, incluso durante una misma noche, las estrellas cambien de posición. Así que lo mejor es echar mano de un planisferio (un mapa celeste que se puede mover y permite poner la fecha y hora para saber qué se podrá ver esa noche) o buscar apps especializadas.






La Osa Mayor
Más allá de los cuadrantes, los grados y las latitudes con los que localizar astros, para principiantes y niños es mejor comenzar por las constelaciones, que ayudan a orientarse en el cielo porque con ellas se pueden localizar los cuatro puntos cardinales. En el hemisferio norte, la Osa Mayor, también conocida como el Carro Mayor o la Hélice, es la referencia. Catalogada por el astrónomo griego Ptolomeo en el siglo II, esta constelación, la tercera más grande del cielo, es muy fácil de identificar por su forma de cucharón, sartén o carro, y es visible durante todo el año en el hemisferio norte. Tiene siete estrellas principales: Merak, Dubhe, Megrez, Pechda, Alioth, Mizar y Benetnasch.
La Estrella Polar marca el Norte
Merak y Dubhe, las dos de la parte frontal del “carro”, apuntan hacia la estrella Polar, una de las siete estrellas de la Osa Menor (recuerda un pequeño cazo, pero está invertida con respecto a la Osa Mayor) y la más brillante de ellas. Y si se encuentra la Estrella Polar, se encuentra el Norte. Para conseguirlo, hay que trazar una línea imaginaria de más o menos cinco veces la distancia entre Merak y Dubhe. Es una manera diferente de divertirse de noche con un tesoro infinito: el cielo. Un cielo que en las Islas Canarias se ve más y mejor.


