Julio Cuenca: «La historia de los antiguos canarios nos ayuda a entender la nuestra»

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Hablamos con Julio Cuenca, responsable del hallazgo del yacimiento de Risco Caído 

 Entre sus muchas particularidades naturales, las Islas Canarias cuentan un relato único a través de sus cinco Patrimonios Mundiales de la UNESCO. Ellos son la muestra de los tesoros que guarda un lugar tan excepcional para conectar de nuevo con la felicidad que se siente al estar vivo en mitad de la naturaleza. El último espacio en declararse Patrimonio Mundial Cultural, en 2019, fue Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, un yacimiento arqueológico de leyenda. 

 

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“Había visto las cuevas alguna vez de lejos al hacer la carta arqueológica del territorio y siempre me preguntaba qué habría dentro. Por eso, un día intenté llegar, pero cuando me faltaban solo unos metros comenzó a granizar y todo el barranco se llenó de barro, así que tuve que retroceder y dejarlo para otro día”. La arqueología requiere de un temperamento especial del que está dotado de sobra Julio Cuenca, responsable del hallazgo del yacimiento de Risco Caído, en el municipio grancanario de Artenara. De hecho, continúa haciendo escalada para llegar a los andenes de apenas 30 centímetros por los que se accede a otras cuevas ubicadas en la vertical de las Montañas Sagradas de Gran Canaria. Porque en la Caldera de Tejeda, en su opinión, “puede continuar el relato que dejaron allí los aborígenes grancanarios”.

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Gracias a este descubrimiento, ahora se sabe que se trata de una cultura troglodita única en el mundo, que se puede preservar gracias a la declaración en 2019 de este territorio, que abarca más de 18.000 hectáreas, como Patrimonio Mundial Cultural de la UNESCO. Si bien este lugar se encontró en 1996, su existencia se nombra en las crónicas de la conquista de Canarias, aunque permaneció en el olvido hasta finales del siglo XX, “quizás porque los últimos aborígenes prefirieron ocultarlo”, apunta Cuenca. 

Fue posteriormente, en el año 2012, cuando el Cabildo de Gran Canaria inició el expediente para su reconocimiento internacional. 

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 La existencia de esta espectacular caverna de Risco Caído y el resto de la ruta del paisaje cultural de las Montañas Sagradas de Gran Canaria, con más de 1500 cuevas a lo largo de esta extensión protegida del territorio que abarca zonas de los municipios de Artenara, Tejeda, Gáldar y Agaete, modifica el paradigma que hasta ahora se había establecido sobre la cultura troglodita de los aborígenes canarios. “Es un orgullo que al fin se reconozca mundialmente que nuestros antepasados hacían mucho más que tareas de supervivencia”, subraya Julio Cuenca. Y es que idear un espacio para la narración y seguimiento de los ciclos reproductivos de la naturaleza mediante la proyección de la luz del sol, no solo durante el equinoccio de primavera y el solsticio de invierno, sino durante 180 jornadas continuas, indica, en palabras del arqueólogo, conservador-director de El Museo Canario durante quince años, que su nivel de desarrollo “ha sido infravalorado”.   

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La simbología del lugar queda patente en los más de un millar de triángulos púbicos rupestres –la mayor concentración conocida– y otras pinturas sobre las que actúa la luz solar que penetra como un falo por la abertura en la roca construida por la población aborigen del territorio. Además, pone de manifiesto que tenían conocimientos de agricultura, geometría, astrología e, incluso, arquitectura y matemáticas. Esto sucede en la cueva número 6 del yacimiento arqueológico de Risco Caído, cuya reproducción exacta puede contemplarse en la Geocueva del Centro de Interpretación de Artenara, situado en pleno casco municipal. Además, las visitas al enclave original se pueden solicitar a través del Cabildo de Gran Canaria y la Fundación Risco Caído y Montañas Sagradas de Gran Canaria. 

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La Humanidad se encuentra así ante mucho más que un espacio físico. “En este lugar se cuenta la historia de los antiguos canarios, y a través de ellos, de cada uno de nosotros”, afirma el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales. El coordinador del expediente para la organización internacional, José de León, considera que la melodía de las cumbres del corazón de Gran Canaria destaca entre los 1073 lugares declarados como patrimonios mundiales de la UNESCO como el “paradigma mundial de la aventura humana”. De León, que también ha trabajado con entusiasmo en el estudio de los hallazgos de Risco Caído y Montañas Sagradas de Gran Canaria, reconoce que este, hasta ahora, templo perdido “está considerado ya como punta de lanza a la altura de culturas como Hawái y Egipto”. Quizás por eso recurrió al sonido de dos lapas ante los 195 países reunidos en el 43º Comité de Patrimonio Mundial, que organizó la institución internacional en Bakú (Azerbaiyán). De León cerró el discurso con esa melodía de moluscos, tal y como los hacían sonar los aborígenes canarios. “Son un instrumento muy simple, pero que despierta la memoria viva de los ancestros que pervive en nosotros”, explica. 

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Es el sonido que acelera el corazón al descubrir en Canarias de dónde procede el ser humano y cuáles eran sus creencias. Por eso, la consejera de Turismo del Cabildo de Gran Canaria, Inés Jiménez, asegura que siente “orgullo y emoción de ver a este territorio atrapado entre el cielo y el mar junto a los paisajes más importantes del mundo”. El eco de las lapas casi puede escucharse al pie de la Caldera de Tejeda, frente al Roque Nublo, con los pies en la tierra y la mirada perdida en la verdad que revela la contemplación de este paisaje. “Aquí comprendemos la importancia de que el relato de la cultura de los aborígenes canarios, contado en imágenes en Risco Caído, haya llegado hasta nosotros intacto; y la necesidad de protegerlo”, concluye Julio Cuenca.