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No sé si empieza desde que estamos en Órzola esperando a que el barco nos lleve a La Graciosa, o cuando pisamos tierra firme en nuestro deseado destino. Me refiero a la despreocupación, claro. Llegamos a Caleta de Sebo, capital de esta octava isla. ¿La tranquilidad se huele o se percibe? Creo que aquí no tengo tan clara la respuesta.
Esta zona de la isla abriga el pequeño puerto pesquero y deportivo. Las casas no mantienen un orden establecido. No esperen un trazado en damero por aquí. Las calles no tienen asfalto, son de arena y tierra. El impacto te dura poco. Cuando te levantes al día siguiente a comprar leche al supermercado irás descalzo. A lo bueno, se acostumbra uno demasiado rápido. Eso sí, no te acostumbres, que después vas a intentar seguir la rutina en tu ciudad y no está muy bien visto.
Archipiélago Chinijo
Antes conocida como “la octava isla canaria” ahora lo es de pleno derecho. La Graciosa, junto a las islas de Alegranza y Montaña Clara y los islotes de Roque del Este y Roque del Oeste forman el Archipiélago Chinijo (sinónimo de pequeño y usado en las islas para referirse cariñosamente a los niños). Declarado este archipiélago como Parque Natural Protegido, hay que añadirle su reserva marina, que cuenta con 70.000 hectáreas, siendo una de las más extensas de Europa.
Se encuentra en el extremo nororiental, situada al norte de Lanzarote, dónde sólo la separa un brazo de mar (El Río) el cual no abarca más de un km de ancho en su parte más extensa. Su único acceso es en barco desde el puerto lanzaroteño de Órzola.
Moverse por La Graciosa
Hay tres vías para moverse por La Graciosa. Todo dependerá de tus ganas de hacer ejercicio. Si no tienes prisa y quieres darte un paseo, a sabiendas de que los días de verano son largos y el sol aguarda hasta las nueve de la noche, puedes ir caminando a las mejores playas de la isla: tanto a Montaña Amarilla al oeste, como a Playa de las Conchas al norte (eso sí, no te olvides del agua y la fruta para el camino). Te llevará una hora y media más o menos. Ahora, si no te apetece caminar y quieres acortar tiempo para moverte más rápido por La Graciosa y visitar varias playas durante el día, puedes alquilar una bicicleta. Por 10€ la tienes todo el día. Pero si crees que es mejor dejar el deporte para otro día, puedes alquilar los taxis – todoterreno de los lugareños (10 – 12€ el trayecto) . Cualquiera de las opciones propuestas es totalmente válida, sólo dependerá de las ganas de aventura con las que te levantes ese día.
La despreocupación
Muy poca ropa necesitas para vivir aquí tus días de vacaciones. Probablemente, al hacer la maleta metiste distintas prendas según los planes que podías hacer. Si tantos días estoy, tantas camisetas, bermudas, gorros y pantalones necesito - le dices a tu cabeza -. Incluso a sabiendas de que te responda que te va a sobrar. Conozco esa sensación. Puede que aquí cometas ese error. Pero lo bueno que solo lo harás una vez. La próxima vez que vuelvas sabrás perfectamente cuál será tu rutina.
Puede que te apetezca un día irte a la zona de Montaña Amarilla, a las playas de la Francesa y la Cocina, y otro a la playa de la Concha. Dará igual unas u otras, la cuestión es que harás exactamente lo mismo en todas ellas. Echarte una siesta, disfrutar, bañarte, jugar y coger sol. Un plan casi hecho para toda la vida. Más de uno firmaba.
Caleta de Sebo es una buena manera de acabar cada día. Para comer o para echarte unas cañas antes de irte al apartamento. Despeinado, con la crema y la sal en el cuerpo de estar todo el día en la playa sabe, de hecho, mucho mejor. El día de la marmota siempre se ha utilizado para ejemplificar contextos negativos. Aquí se vive el día de la marmota, pero bendito sea. En La Graciosa te vuelves a reencontrar con la despreocupación. Aquella que perdiste en algún tiempo pasado. No sabes cuándo pero ya tampoco importa. Ahora te das cuenta que hay lugares en el mundo para que la vuelvas a vivir. Porque todos necesitamos sentirnos despreocupados. Así, seremos felices.