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Que las mejores playas de Canarias están en Fuerteventura no lo discute nadie… y si lo hace es que, lamentablemente, no ha experimentado la sensación de entregarse en cuerpo y alma a las refrescantes aguas del Atlántico en la costa majorera de Corralejo.
El enorme y cimbreante arenal que bordea la costa noreste de Fuerteventura es un regalo de los dioses para los sentidos de los hombres. Desde las magníficas vistas del cercano islote de Lobos o las turquesas aguas de olas espumantes al rumor del viento y el sabor de la sal, pasando por el tacto de las doradas arenas de las dunas hasta llegar al inconfundible aroma del océano, su privilegiada posición geográfica la convierte, sin duda alguna, en una de las mejores playas de Europa.
Visita obligada en Fuerteventura, las playas de Corralejo se encuentran al borde de una carretera sinuosa y ondulante que nos permite ver el lugar donde sucede el encuentro entre la arena y el mar, donde ambos se dan la mano bajo la brillante luz del sol y la caricia fresca de los vientos alisios, vigilados de lejos por los imponentes volcanes. El diálogo incesante entre la tierra y el mar proporcionan sonido y color a un espectáculo de la naturaleza de la que podemos y debemos formar parte para conectar calladamente con nuestro interior.
Las volanderas arenas serpentean por la carretera atravesando el paraje e invitándonos con sus bailarines movimientos a detenernos. Es aconsejable que recordemos bien el lugar donde hemos dejado nuestro vehículo porque corremos el riesgo de perdernos distraídos por las atractivas dunas y las aguas turquesas de sus interminables playas. Pero también nos da la oportunidad y el regalo de dejar atrás las “comodidades” de nuestro siglo y caminar un poco para adentrarnos lentamente y en silencio en un paraje que nos hará sentir privilegiados.
El Parque Natural de las Dunas de Corralejo ocupa una franja de algo más de ocho kilómetros de largo y tres de ancho, un oasis de naturaleza de más de 2.600 hectáreas que albergan un paisaje espectacular, acompañado de aguas azul cristalinas y dunas resplandecientes que lo convierten en un lugar magnífico donde poder alcanzar una tranquilidad absoluta. Ideal para desconectar.
Especialmente indicada para los amantes del windsurf o kitesurf, ya que el viento está siempre presente para refrescarnos y para mover las imponentes dunas que conforman el lugar, pero también para familias con niños o visitantes solitarios, porque bañarse en estas aguas es algo sencillamente espectacular que nadie debería perderse si visita la isla. En estas playas tan grandes, de increíbles arenas doradas y aguas transparentes, puedes dejar atrás todos los agobios y disfrutar de una experiencia única, de un contacto extremo con la naturaleza en sus cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Tostarnos al sol mientras nos acaricia la brisa del mar, bañarnos en sus refrescantes aguas y descansar relajados sobre sus vibrantes arenas nos convierten en parte de la naturaleza, la parte humana, el quinto elemento que es protagonista y testigo de una experiencia inolvidable para los sentidos.
Si logramos superar el embrujo de la costa, en el interior del Parque Natural, en las zonas próximas al volcán de Montaña Roja, las coladas volcánicas en su camino hacia el mar han creado un paisaje inhóspito e irreal pero atractivo en grado máximo. El valor medioambiental más importante de este enclave son los campos de dunas móviles y los fósiles de origen orgánico (restos óseos y conchas de millones de animales marinos) que cubren gran parte de este espacio natural por el que podemos andar y experimentar la soledad. Por el sur, este paisaje se interrumpe súbitamente y de manera impactante por las piedras rojizas del malpaís de Montaña Roja, uno de los escasos ejemplos de volcanismo reciente en Fuerteventura. El valor paisajístico quedará de manifiesto inmortalizado en las miles de fotos que a diario disparan los visitantes para conservar en la memoria la visita y la emoción.
El conjunto de las grandes playas de Corralejo, al norte de la isla, en el municipio de La Oliva, hará las delicias del viajero más exigente y la cercana localidad turística de Corralejo le puede ofrecer todo tipo de establecimientos, alojamientos y servicios, lo que la convierten en uno de los lugares predilectos de los visitantes pese a que muchas cosas han cambiado en esta antigua aldea de pescadores. Hace apenas tres décadas, Corralejo era un pequeño pueblo de casas bajas y blancas que empezaba a despuntar como centro turístico con la construcción de pequeños hoteles familiares. Hoy dispone de un paseo marítimo que serpentea entre pequeñas calas y las escasas edificaciones anteriores al boom turístico que aún quedan en pie, una avenida peatonal en la que se encuentran algunos de los mejores restaurantes de pescado fresco de la isla y un puerto en el que se localizan varias empresas especializadas en deportes náuticos, los embarcaderos desde donde parten los barcos que hacen excursiones diarias a la isla de Lobos o el muelle que conecta por ferry con la vecina isla de Lanzarote, siempre visible, siempre cercana.
Precisamente desde Lanzarote llegan multitud de visitantes a diario atraídos por la singular belleza de las dunas y las playas de Corralejo. Y tú ¿te lo vas a perder?