ÚLTIMA HORA: Coronavirus (COVID-19) aquí
Si hay algo que podemos afirmar con total rotundidad es que la isla de Lanzarote es una un lugar cargado de sensaciones. La sentimos con el rugir del viento, respiramos su esencia con esa maresía que nos invade, la saboreamos con sus productos elaborados con pasión por los conejeros, labrando la tierra y la isla como si de una obra de arte se tratara. Es por esto y mucho más que quería mostrarles un lugar que bajo mi punto de vista te acerca aún más a esa maravillosa experiencia que es sentir y vivir Lanzarote: Las Salinas.
Contamos en la isla con varias salinas importantes, siendo una de ellas la más antigua de Canarias. Las Salinas son un lugar que aparte de la gran importancia que alberga desde el punto de vista estético y funcional, tiene un gran valor patrimonial y cultural. Sus cocederos, nombre con el que se conoce a los puntos de explotación de sal alberga lo que muchos catalogan el oro blanco. Gracias a las salinas y su sal muchas familias de Lanzarote sobrevivieron a las duras condiciones que la isla afrontaba, ya que la falta de agua y de medios para conseguirla hacía difícil la supervivencia en la isla. Además, son zonas de especial interés y protección por la gran cantidad de biodiversidad que albergan, quién lo diría, ¿verdad? Otro ejemplo de la gran vida que esconde Lanzarote.
¿Estás preparado para acompañarme en esta visita?
Salinas del Río o de Gusa
Bajo la atenta mirada del Risco de Famara, nos encontramos las Salinas del Río o de Gusa, como también se las conoce. Son éstas las más antiguas del archipiélago y también las más singulares de la isla. El hombre lleva aprovechando este extenso saladar desde el siglo XV y es a partir del siglo XVI cuando se lleva a cabo la mayor producción de sal hasta su decadencia. Ya desde el macizo de Famara puede verse su belleza singular, ahora bien, si la quieres ver de cerca tendrás que estar preparado para una buena caminata. Para acceder al camino que te lleva a la zona del saladar hay que bajar la vereda conocida como la ruta de los Gracioseros.
Es una zona escarpada pero en la que puedes disfrutar de cada uno de tus pasos, ya que las vistas al Archipiélago Chinijo son espectaculares. A su vez puedes disfrutar de la playa que acompaña a la salina, un espacio único en donde disfrutar del silencio y de la paz está asegurado.
Salinas de los Cocoteros
Nuestro siguiente destino se encuentra en el noreste. En esta ocasión nos dirigimos hasta el pueblo de Guatiza. Si nos acercamos hasta su costa llegaremos a la Urbanización de Los Cocoteros, donde encontraremos las conocidas como salinas de Los Charcos. Es el lugar perfecto para disfrutar de lo pequeño y de lo cercano.
Estas salinas se construyeron en 1940, ocupando 45.000 metros cuadrados con particiones en forma de rectángulos. Actualmente su nivel de actividad es bastante bajo, Aún así, se puede seguir apreciando su estructura pero sobre todo, su belleza.
Sin duda alguna, este es tu lugar si lo que buscas es evadirte por un momento, un rincón al que los turistas no llegan y el cual esconde secretos maravillosos que están esperando a que vayas a descubrirlos.
Salinas de Janubio:
Estas salinas las encontramos en el otro extremo de la isla, donde las condiciones y el paisaje cambian drásticamente. En este caso, son las de mayor tamaño y las que mejor acceso contemplan. El conjunto de salinas se entornan alrededor de una bellísima laguna, y se puede hacer rutas guiadas de lunes a viernes. Es allí también donde puedes ver desde primera mano la labor del salinero, y cómo fabrican sal de todos los tipos, sabores y colores. En la bodega de la Sal puedes adquirir todos los productos y llevar a casa un souvenir de lo más original. Es bonito descubrir como fusionan la tradición y la innovación, sin olvidar la importancia de la sosteniblidad del medio. También es importante destacar cómo en las salinas existe una zona de especial protección para las aves, algunas con su hábitat natural en este mismo lugar.
No es de extrañar que numerosos eventos se realicen bajo este paraje único en la isla, y del cual te llevas un grato sabor de boca. Lo mejor que nos pudo pasar fue ir al final de la tarde, porque su atardecer desde esta zona de la isla es un espectáculo para los sentidos. Nos despedimos de este día con este grato recuerdo.
Tras una visitas por esas tresa salinas de Lanzarote, no lo pienses más. Si estás planeando visitar la isla de los Volcanes no pierdas la oportunidad de descubrir otros de sus grandes secretos pero sobre todo uno de sus símbolos más característicos. Anímate a apreciar la magia de las salinas con tus propios ojos.