ÚLTIMA HORA: Coronavirus (COVID-19) aquí
No hay mejor forma para conocer el pasado de Gran Canaria que visitar sus museos.
Si se quiere hacer un recorrido por la historia de la isla, recomiendo adentrarse en algunos de los más importantes como El Museo Canario, la Casa de Colón o la Casa-Museo Pérez Galdós. Los tres se encuentran en el casco histórico de la capital de la isla, Las Palmas de Gran Canaria, a pocos minutos a pie entre ellos, en una agradable zona monumental de calles peatonales que invitan a pasear tranquilamente y descubrir sus rincones más atractivos.
El modo de vida de los antiguos canarios, el paso de Cristóbal Colón por la isla y las aficiones de uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX son sólo algunos de los datos interesantes que se pueden descubrir a través de esta ruta de museos.
El Museo Canario
Para conocerlos de manera cronológica lo mejor es comenzar por El Museo Canario. En él descubrí la cultura prehispánica, la forma de vida y costumbres de los canarios (aborígenes de Gran Canaria) que poblaban la isla antes de la conquista del archipiélago por parte de la Corona de Castilla en 1483.
El museo está dividido en diferentes salas. Cada una de ellas está dedicada a un tema principal, ideal para ir poco a poco absorbiendo parte de todo el conocimiento que custodia. En esta visita recordé y aprendí muchos conceptos sobre nuestros antepasados.
Los antiguos aborígenes provienen de los africanos bereberes, que poblaron unas islas vírgenes, y sorprendentemente no mantenían comunicación entre ellas, sino que funcionaban de manera autónoma sin contacto con el exterior. Se trataba de una sociedad muy jerarquizada, con divisiones y diferencias sociales en función de la categoría familiar y del trabajo que desempeñaban. Muestra de esta organización se puede ver en una de las salas más enigmáticas del museo, la dedicada al mundo mágico religioso.
¿Sabías que los muertos eran momificados con mayor o menor número de capas y lienzos en función de la categoría social que ostentaran?
Era una población fundamentalmente agrícola, cuya base alimentaria era trigo, cebada, higos, habas, lentejas y arvejas, tal y como se muestra en la sala 3 del museo. Los poblados marítimos se dedicaban a la pesca y marisqueo, pero sólo cerca de la costa ya que, paradójicamente, no practicaban la navegación.
Los únicos animales que trajeron de África fueron la cabra, la oveja, el cerdo y el perro. Vivían en cuevas o en casas construidas en piedra, cuyas reproducciones se pueden ver al inicio del museo. Trabajaban la piedra con esmero (hay, por ejemplo, muestras de obsidiana tratada expuestas en la segunda sala del museo), ya que era su materia prima fundamental. Curiosamente no desarrollaron metalurgia pero sí elementos funcionales de cerámica decorados con figuras geométricas, que pude admirar en la última sala.
La Casa de Colón
El siguiente museo a visitar es la Casa de Colón, en honor al navegante que pasó por Gran Canaria en su primer viaje a América en 1492 para reparar el timón de La Pinta y cambiar la vela de La Niña, y en dos ocasiones más de los cuatro viajes que realizó al Nuevo Mundo.
En ella, en primer lugar se explican de manera muy didáctica los viajes de Colón, y pude experimentar cómo era su vida a bordo a través de la recreación de la Cámara del Almirante de La Niña, contemplar las maquetas de los tres navíos, observar y comparar la evolución de los mapas mundiales anteriores y posteriores al descubrimiento de América.
Pero no sólo eso... El museo también guarda otros tesoros, como por ejemplo un astrolabio fechado entre 1500 y 1520, uno de los más antiguos que se conocen. Resulta increíble cómo los marineros de la época eran capaces de llegar a buen puerto y saber orientarse con un instrumento tan sencillo.
Visitando la cripta pude conocer restos arqueológicos de la América de antes del descubrimiento. ¡Algunas piezas son del 500 a. C.!
Y de nuevo en la primera planta comprobé la importancia de Canarias como punto estratégico. Era escala de exploradores y conquistadores en las relaciones comerciales con América y punto de partida de familias canarias que cruzaban el Atlántico para fundar y poblar nuevas ciudades, algunas tan importantes como Montevideo, capital de Uruguay.
Subiendo otra planta llegamos a la sala dedicada a Gran Canaria, donde una detallada maqueta me permitió observar su forma redonda y la gran cantidad de barrancos y montañas que posee y que, debido a la influencia de los alisios, provocan que la isla tenga tanta variedad de microclimas. Aquí también conocí la evolución de la cartografía canaria de los siglos XVI al XVIII.
En la sala contigua, a través de otras magníficas maquetas realizadas de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria del año 1686 y del castillo de La Luz de finales del siglo XV y con los grabados expuestos, me pude hacer una idea de cómo era la ciudad o cómo fue el ataque del almirante holandés Pieter van der Does en 1599.
Para terminar la visita no deberías perderte la colección de pintura de la Casa de Colón con obras procedentes del Museo del Prado, entre las que destacan las pinturas flamencas, herencia de los holandeses que comerciaban con la caña de azúcar.
La Casa-Museo Pérez Galdós
Y por último, pero no menos importante, recomiendo concluir este recorrido museístico visitando la casa de arquitectura canaria del siglo XIX donde nació Benito Pérez Galdós, uno de los mejores novelistas de la literatura universal.
En ella vivió hasta que cumplió 19 años y se trasladó primero a Tenerife para hacer el Bachiller en Artes y después a Madrid para estudiar Leyes.
Nada más entrar se da uno cuenta de que la casa del novelistapertenecía a una clase social alta, pues era hijo de un teniente coronel. Esto le permitió tener muchas aficiones y ser muy polifacético. La fotografía, la pintura, la música, el dibujo, la política o los viajes eran sólo algunas de ellas, tal y como muestran los objetos que se exponen.
Tras atravesar dos patios tradicionales y ver uno de los bancos que diseñó (¡sí, también diseñó muebles!) pasamos a la pequeña habitación donde nació el 10 de mayo de 1843 y la cuna donde durmió.
Una de las joyas del museo es el retrato de Pérez Galdós pintado por Sorolla, prueba de que se relacionó con los artistas e intelectuales más influyentes de la época. Y en la misma sala podemos ver una muestra de las traducciones de sus obras.
Galdós tuvo la suerte de conocer el éxito y reunir el suficiente dinero para comprarse una casa. En el museo podemos ver una recreación del dormitorio que tuvo en su residencia de verano en Santander y del salón-despacho, así como una selección de su biblioteca personal, un piano y un armonium entre otros objetos de gran valor.
El dormitorio de Madrid reproduce la habitación donde murió en 1920, ciudad en la que desarrolló su gran carrera literaria en novela y teatro: fue nombrado académico por la Real Academia y nominado al Premio Nobel de Literatura.
Tras recorrer estos interesantes museos, solo me queda recomendarte que, en tu viaje a Gran Canaria, reserves unas horas para descubrir su historia completa y menos conocida.