ÚLTIMA HORA: Coronavirus (COVID-19) aquí
En Tenerife existen algunos parques temáticos muy chulos para ir con o sin peques, que son muy conocidos y cada vez que hemos ido nos lo hemos pasado genial. Sin embargo existen otros no tan conocidos que nos resultan igual de divertidos.
Te cuento cómo fue nuestra ruta un domingo en el que el plan era pasarnos el día de paseo.
Bien de mañana pusimos rumbo al Valle de Güímar, directos a empezar el día en el Parque Etnográfico de las Pirámides de Güímar.
Mi hija ya lo conocía, pues hizo allí un campamento de verano hace un tiempo, pero a menudo descubrimos que va disfrutando de cosas nuevas en los sitios que ya ha visitado de pequeña.
Las Pirámides se encuentran dentro de un parque etnográfico situado en el municipio de Güímar, hacia la zona suroeste de la isla. Cuando llegamos allí nos hicimos con unos planos y nos informamos de cuál sería el mejor recorrido. Comenzamos por las salas de exposiciones donde re-descubrimos historias de aventuras, barcos, aborígenes y construcciones. Pudimos comparar diferentes tipos de pirámides, y pudimos hablar de Egipto, de la Polinesia, de Canarias y América Latina.
Durante el recorrido, mientras caminábamos por las zonas de exposición, jugamos a aprendernos países nuevos y zonas del mundo que no conocíamos.
Al salir de las salas, pasamos un rato por el pequeño parque infantil donde columpios y toboganes siempre son un acierto seguro y la nena jugó mientras nosotros descansamos a la sombra.
Antes de ver las pirámides de cerca, entramos en el auditorio a ver el documental (es cortito y muy bien relatado para que los niños/as no se aburran, al menos nuestra niña no se aburrió). Lo proyectan en varios idiomas y siempre te puedes levantar si ves que tu niño/a se desespera.
El audiovisual nos permitió entender mejor el lugar donde nos encontrábamos y conocer las aventuras de Thor HEYERDAHL y su trascendencia. Resulta que Thor consiguió realizar un viaje a través del Pacífico con una balsa construida de troncos y materiales naturales. Después de más de 4.000 millas llegó a la orilla y demostró que podría haber habido comunicación entre América y la Polinesia mucho antes del Descubrimiento.
Desde el auditorio donde vimos el audiovisual nos fuimos directos a las pirámides y, la verdad, aunque no impresionan mucho, cuando nos explicaron cómo están hechas y conocimos las teorías de Thor Heyerdahl, nos quedamos los tres alucinando un poco.
Una vez en las pirámides, la nena recordó los juegos hechos en el campamento y nos enseñó por dónde se ponía el sol y cómo en el ocaso del solsticio de verano este se alinea con las pirámides.
El parque cuenta con una zona arbolada en la que nos sentamos a media mañana y, antes de salir, recorrimos llenos de intriga el jardín secreto (una zona de acceso gratuito) que está lleno de plantas venenosas.
En fin, no se trata de un parque de atracciones al uso pero está lleno de ideas para imaginar aventuras, es sencillo y cómodo de recorrer. Pasamos la mañana aprendiendo, recordando y descubriendo cosas nuevas.
Salimos de allí con hambre y nos habían recomendado comer “cochino negro” en otro parque cercano… bueno, más que un parque es una especie de Granja de animales y plantas con visita guiada: la Finca el Carretón. Esta se encuentra a 10 minutos de Güímar, en la zona conocida como el Carretón, y es una finca de fruticultura ecológica de 16.000 metros cuadrados, con exposiciones de animales, flora y fauna del medio rural canario. Comimos bastante bien y recorrimos la finca mientras hacíamos la digestión. En el recorrido nos fuimos encontrando con cerdos, vacas, gallinas, pavos, conejos, perros, ovejas, cabras, palomas, hurones, numerosa flora de nuestra tierra y hasta ponis.
Nosotras no nos subimos en el paseo en poni que ofrecen en la granja (pero prometimos volver exclusivamente para hacer ese paseo).
La Granja está cuidada y realmente la niña se lo pasó muy bien correteando detrás de las gallinas, viendo cómo alimentaban a las cabras recién nacidas y cómo aplastaban la cochinilla criada en las tuneras.
Empezaba a atardecer y decidimos terminar el día en la Villa de Candelaria, el pueblo más cerca de donde estábamos. Nos fuimos directos a la Avenida Marítima, donde los parques infantiles y las heladerías acompañan el paseo junto al mar.
A lo largo de la avenida hay varios “mini-parques” con toboganes que hacen obligada la parada, algunos son realmente pequeñitos así que la parada se nos hizo cortita y seguimos en busca de nuestro tesoro: “la Heladería el Sueño”, uno de los mejores sitios de helados de la isla.
En la heladería había cola, como casi siempre, pero mereció la pena esperar un poco y llevarnos los tres vasitos: de coco, de huevo kínder y dulce de leche, uno para cada uno.
Antes de que se pusiera el sol divisamos la iglesia de la Virgen de Candelaria a lo lejos y recordamos aquel el día que fuimos hasta allí para corretear por la gran Plaza de la Patrona, contar los monumentos a los guanches y mirar por el catalejo para encontrar ballenas o delfines en la costa.
Terminamos la agotadora ruta tomando el rico helado junto al pez volador que decora la Avenida Marítima de Candelaria.
Realmente estos parques temáticos “alternativos” nos enseñaron muchas cosas nuevas, resultaron fáciles de localizar, muy cómodos para hacer con carritos o con niños pequeños y encontramos sitios donde desayunar, descansar a la sombra, merendar y pasar el día relajados…
Si prefieres llevarte la comida, te recuerdo que dentro del parque de las Pirámides hay un merendero muy cómodo para darle de comer a los más peques. No hay mucha distancia entre pueblos y en 15 minutos nos trasladamos de un sitio a otro.
Y desde luego no hay nada como ver atardecer junto al mar con un buen helado en la mano y un parque de toboganes cerca.