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¿Norte, centro o sur? Es una de las dudas más frecuentes de los viajeros que planifican sus vacaciones en Fuerteventura. Si me lo preguntas, te diré que las tres zonas merecen mucho la pena y que organices bien los días para disfrutarlas, ya que el tiempo es oro y la isla majorera es la más alargada de Canarias. En el sur encontrarás el Parque Natural de Jandía, playas salvajes como la de Cofete o de postal como la de la Barca, sitios sorprendentes como el faro de la Entallada... En el centro, pueblos con encanto como Betancuria, Antigua o Pájara, los museos del Queso Majorero o de la Sal ...
¿Y en el norte? Te aconsejo que sigas leyendo este artículo en el que te contaré algunas de las experiencias que puedes vivir en la parte más septentrional de Fuerteventura.
Excursión al sobrecogedor Calderón Hondo
La primera recomendación no es una playa. En el imaginario de mucha gente, Fuerteventura se representa como un territorio llano y sin montañas y, aunque es cierto que posee muchas planicies, esa imagen no se corresponde con la realidad. Prueba de ello son los numerosos volcanes que componen el paisaje en el norte de la isla.
Una montaña con premio es la de Calderón Hondo. Desde lo lejos parece una simple elevación del terreno pero al coronar su cima, además de las vistas que se obtienen de la isla de Lanzarote, hallarás una honda e impresionante caldera de 70 metros de profundidad que sobrecoge al mirar su interior. Tras la caminata, un buen lugar para recuperar fuerzas es Lajares, un pequeño pueblo de interior en el que se respira espíritu surfero.
La belleza desértica del Parque Natural Dunas de Corralejo
Uno de los paisajes imprescindibles del norte de Fuerteventura es el de las Dunas de Corralejo: una zona protegida que cuenta con una superficie de más de 2300 hectáreas. En ella habitan especies protegidas como la hubara canaria (Chlamydotis undulata fuertaventurae) una subsespecie endémica, símbolo de la isla de Fuerteventura y en peligro de extinción.
Además de apreciar la belleza desértica de las dunas, puedes bañarte en las aguas cristalinas de sus kilométricas playas, conocidas como Grandes Playas de Corralejo, practicar deportes acuáticos o aprender a volar una cometa.
Avistar la isla de Lobos desde Corralejo
Próximo al Parque Natural se encuentra Corralejo, un pueblo cosmopolita con gran tradición marinera. Buen lugar para tomar pescado fresco, caminar sin prisa por su paseo marítimo o darse un baño en alguna de sus pequeñas calas. En su horizonte se avista la hermosa silueta de la isla de Lobos y desde el puerto de Corralejo parten barcos hacia el islote a diario.
Una cita con la historia en la casa de los Coroneles
En el pueblo de La Oliva, cerca de los Molinos de Villaverde y la Iglesia de Candelaria, hay una casa que destaca sobre el resto: la de los Coroneles. Se construyó en el siglo XVIII y fue la antigua residencia oficial de los coroneles. Un cargo hereditario con el que ejercían en toda la isla el poder militar, político (elegían a los representantes del Cabildo) y económico (a través de enlaces matrimoniales se convirtieron en dueños de las mejores haciendas de Fuerteventura).
La casa ha sido reconvertida en museo; si te adentras en ella podrás conocer un pedacito de la historia majorera y también descubrir uno de los mejores ejemplos de la arquitectura tradicional canaria.
Bordear la costa noroeste hasta el faro del Tostón
Es una auténtica gozada recorrer la costa del extremo noroeste de Fuerteventura. En ella se localizan algunas de las mejores playas de la isla como la de El Aljibe de la Cueva, (también conocida como Piedra Playa, una de las preferidas por los surfistas), la de La Concha (ideal para pasar el día con amigos y familia) o la playa de Caleta del Marrajo (formada por piscinas naturales de aguas cristalinas, perfectas para recargar energía bajo la atenta mirada del faro del Tostón).
Además de ir de playa en playa, te recomiendo que hagas una parada en el pequeño pueblo marinero El Cotillo cuya patrona es la Virgen de Nuestra Señora del Buen Viaje. Al igual que Corralejo, es un lugar excelente para disfrutar de una buena comida con productos del mar y vistas al Océano. Otros atractivos de esta zona son la torre del Tostón (siglo XVIII), los antiguos hornos de cal y el esqueleto de un zifio couvier (Ziphius cavirostris), cetáceo que apareció varado en Fuerteventura y que forma parte de la llamada Senda de los Cetáceos (exposición de este tipo de mamíferos que se extiende por puntos costeros de toda la isla).
Admirar la montaña sagrada de Tindaya
Uno de los lugares más mágicos y enigmáticos de Fuerteventura se encuentra en esta montaña solitaria de 400 metros de altura. Un territorio sagrado para los majos, habitantes de la isla antes de la Conquista, en el que esculpieron alrededor de trescientos podomorfos (grabados rupestres con forma de pie humano) cuyo significado es todavía un misterio. La gran mayoría de ellos están orientados hacia los puntos más altos de otras islas: el Pico de las Nieves de Gran Canaria y el Teide de Tenerife, que en días claros se ven desde la cima de Tindaya.
Y al mismo tiempo, esta montaña sagrada pudo ser un gran reloj astronómico porque según expertos del Instituto de Astrofísica de Canarias estos grabados también señalan el "solsticio de invierno y fenómenos celestes asociados". Para admirarla, una de las mejores opciones es el mirador de Vallebrón.
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