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Antes de seguir escribiendo, me veo en la obligación moral de aclararles esto de “El Hiero en un día”, y es que voy a contar como dar una vuelta rápida en el coche por la isla de El Hierro, sin que signifique, de ninguna de las maneras, que es posible conocer la isla en 24 horas. ¡En absoluto! Pero, de algún modo, me veo en la necesidad de escribir este post para aquellos que no disponen de tiempo y se dan un salto a El Hierro desde otra isla durante sus vacaciones. De hecho, contaremos una ruta de Norte a Sur, y se nos quedará el resto para otro post. Eso sí, se lo advierto: se quedarán con ganas de más, y es que puedo asegurarles que un día, incluso unas horas en esta isla, son suficiente para decidir que hay que volver con tiempo. Mi consejo es mínimo una semana, y, aun así, se quedarán con ganas de más. El Hierro tiene algo mágico: cuanto más vemos más sensación tendremos de que hay mil rincones más por descubrir. Siempre querrán volver, se lo puedo asegurar sin miedo a equivocarme.
De Norte a Sur
Pues bien, supongamos que llegan al aeropuerto en el primer vuelo, a eso de las nueve de la mañana. Como sólo harán una noche no habrán facturado equipaje así que ¡directos a recoger un coche de alquiler que el tiempo es oro! Por si no se habían situado estamos en la zona norte, y nuestras dos primeras paradas serán La Caleta y El Tamaduste. Dos pueblos costeros donde descubriremos una de las primeras maravillas de esta isla: la escasez de playas de arena no merma en absoluto la capacidad de disfrutar del sol y el océano ¡Bienvenidos a la isla de los charcos y piscinas naturales!
Desde aquí seguiremos por la carretera hacia Valverde, capital de la isla, y única de Canarias que no se encuentra en la costa. ¿La razón? Protegerse de los ataques de los piratas. Esto sucedía también en el resto de las islas, pero, mientras las demás fueron cambiando sus capitales originales por otras a la orilla del mar, en El Hierro se sigue manteniendo la que fuera primer capital de la isla.
Son aproximadamente las 10 de la mañana y el cuerpo pide café, así que recomiendo pararse en la capital, darse un paseo por ella y aprovechar para desayunar algo. En la calle principal hay varias cafeterías, y si es un día laboral habrá bastante bullicio, ya que es aquí donde está el Cabildo y también uno de los tres Ayuntamientos de la isla. Siempre hay alguien que tiene que subir a “algún papeleo a Valverde” y eso siempre le da ambiente a La Calle. La Calle así, con mayúsculas, y es que, aunque el nombre real de ésta es Doctor Quintero Magdaleno, en Valverde siempre hablamos de dos calles: La Calle (la del centro), y Dacio Darias (la de arriba). A estas horas ya se habrán hecho una idea de las dimensiones de la capital. Paseo obligado por el centro: Plaza Virrey de Manila, Plaza e Iglesia de la Concepción.
De nuevo cogemos el coche para ir hacia San Andrés, el pueblo más alto de la isla. Es una de las zonas más fértiles y, cuentan, que aquí se plantan las mejores papas de la isla.
Pasado San Andrés encontraremos una rotonda, y aunque la idea es ir hacia el Sur, vamos a continuar de frente para acercarnos al Mirador de Jinama, y ver de este modo el Valle de el Golfo a vista de pájaro porque hoy, no nos dará tiempo de ir hacia esa parte. Ahora sí, regresaremosos a la rotonda y tomaremos dirección Sur: hacia los pueblos de El Pinar y La Restinga. Ojo al paisaje, porque nos vamos a adentrar en un increíble bosque de pino canario que nos llevará a el pueblo de El Pinar. Podemos hacer una parada en el Mirador de Las Playas, merece la pena porque desde allí veremos la costa este de la isla, con el Parador y el Roque de la Bonanza.
El Pinar es un pueblo de arraigadas tradiciones, aunque, en realidad, esto podríamos decirlo de cualquiera de los pueblos de la isla. Pero en El Pinar se respira un poquito más ese “pertenecer a la tierra”. Si pueden, no se vayan de aquí sin un kilo de higos pasados, son increíbles.
Continuamos camino hacia La Restinga. Comienza el paisaje volcánico, los lajiales, las lavas retorcidas que nos recuerdan cuerdas, sogas enredadas (de ahí el nombre de lavas cordadas). Pero antes de llegar a La Restinga, recomiendo encarecidamente desviarse a Tacorón. Insisto. No lo duden. Y cuando hayan llegado abajo, después de darse un baño, recuerden que el objetivo es bajar hasta La Restinga y comer allí un pescadito fresco. Tacorón atrapa como un imán, pero queda aún isla por visitar, y recuerden que no hay mucho tiempo.
Camino de La Restinga distinguiremos perfectamente cráteres de volcanes y disfrutaremos de la vista del Mar de Las Calmas. Ídem al llegar. La sensación es la misma que la que se tiene en cualquier pueblo de costa, pero con mucha más magia, porque nos sentiremos como en casa, como si siempre hubiésemos vivido allí.
Quizás es el momento de darse otro baño en La Laja, antes de disfrutar de una riquísima comida.
Y, lamentando estropearles la sobremesa, debo recordarles que, si tienen que coger el último vuelo…va siendo hora de levantarse, coger el coche, hacer una parada en El Pinar o en Valverde a poner gasolina (recuerden que sólo hay tres: una por municipio), y pasar el control de aeropuerto.
Y ahora que ya tienen a la vista el avión que les llevará de vuelta, confiesen: ¿a que tenía razón? ¿A que se mueren de ganas de volver a El Hierro?