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Si finalmente te has decidido a viajar hasta aquí, sabes que no habrá un solo rincón de la isla que no merezca la pena visitar. Pero, además de todas las zonas de baño, los bosques, y la naturaleza que se extiende por cada centímetro cuadrado, hay cinco atardeceres que no deberías perderte en El Hierro.
De norte a sur, de este a oeste, disfrutarás de las últimas horas de luz con la sensación de no haber visto jamás ninguno igual, y estás en lo cierto, y es que no todos los días se tiene la oportunidad de ver las últimas horas de luz del país.
Hoy les propongo hacer un recorrido de Norte a Sur y después hacia Oeste, cazando las mejores puestas de sol que puedan imaginar. Por supuesto necesitarán cinco tardes en El Hierro para ver atardecer otras tantas veces, y es que las puestas de sol, señores, son para disfrutarlas, y no para ir con prisas… Y para rematar el día, en cada uno de los puntos habrá recomendación gastronómica cercana. ¿Comenzamos?
De Norte a Sur
Entre El Mocanal y Las Montañetas, pasando el núcleo de Guarazoca en dirección al Árbol Garoé y a mano derecha haremos nuestra primera parada. Y es que, sin duda, nuestro “Rey en el Norte” es el Mirador de la Peña.
Subidos a 700 metros de altitud, y con un cortante que hace las delicias de los parapentistas que acuden a la isla, es fácil imaginar que el atardecer vaya a ser tan espectacular como las vistas que nos esperan. Por supuesto este atardecer puede acompañarse de una cena en el Restaurante Mirador de la Peña, diseñado por César Manrique, y con una enorme cristalera que les permitirá no perderse detalle. Por supuesto, si es verano, recomiendo altamente quedarse en la terraza hasta que el sol se oculte.
Rumbo sur, pasado el pueblo de El Pinar, y poco antes de llegar a La Restinga, una señal nos indica que si nos desviamos a la derecha llegaremos a Tacorón. Este rincón es increíble a cualquier hora del día, o de la noche, y por supuesto, el atardecer allí tampoco tiene desperdicio. Mirando al mar, veremos el sol esconderse a nuestra derecha, buscando el Faro de Orchilla que se erige sobre una roca que entra en el océano y que bien pudiera ser la cabeza de un dragón dormido. ¿Algo para picar tras el espectáculo? Recomiendo sin duda acercarse a La Restinga y disfrutar de un pescado fresco en alguno de sus restaurantes y un paseo por el muelle y la avenida después de la cena.
Dirección oeste, a por los últimos rayos de sol
Cambiamos de costa y nos dirigimos ahora a la de Frontera. Ustedes eligen: carretera del túnel – más corta y cómoda desde la zona norte- , o carretera de la cumbre, con mas curvas, pero les aseguro que cada curva suma belleza al camino. Seamos realistas, están de vacaciones, no hay prisa, así que vamos, ¡acompáñenme por la cumbre!
Una vez hayamos pasado la Montaña de Joapira, con el Campanario de Candelaria en su cima, continuaremos hacia Tigaday, y antes de llegar al centro, pasada la gasolinera, cogeremos un desvío a la derecha. Continuado alrededor de dos kilómetros encontraremos a la izquierda el desvío que nos lleve hasta las piscinas de La Maceta. No es un camino recto, pero está muy bien señalizado, no hay pérdida posible. ¿Cuántas veces habían visto un atardecer con tres piscinas naturales delante? ¿Verlo desde la parte alta o bajar hasta las piscinas? Yo, sin duda, elijo bajar, e incluso sentarme al borde de una de ellas y ver cómo desaparece el sol en el horizonte con los pies metidos en “agüita salá”. A mi el ocaso me abre el apetito, ¿y a ustedes? Si la respuesta es sí, aquí mismo, al lado de las piscinas, está el Kiosko de Carmensa. La carta no es muy extensa, pero todo está riquísimo. Pregunten si tienen peto (familia de los túnidos), y si lo tienen, no lo duden: es el plato para esta noche.
El siguiente atardecer nos llevará camino del Pozo de la salud, con dos opciones: atardecer desde el antiguo Pozo que surte al Balneario de sus famosas Aguas Medicinales, o entrar directamente al Balneario, pedir la carta de tapas en la Recepción y continuar hasta la terraza, desde donde tendrán la sensación de estar en una sala de cine al aire libre viendo una de las mejores puestas del sol que jamás hayan disfrutado.
Pero eso sí, si de puestas de sol espectaculares se trata, si están buscando la más especial de todas… esa les espera en el Faro de Orchilla. Lo encontrarán siguiendo por la carretera del Balneario, a una media hora de camino en coche. Y aquí, queridísimos amigos, aquí no hay más construcciones. Aquí se encontrarán solos, con la inmensidad del mar como única compañera mientras disfrutan del tremendo lujazo que es ver desaparecer los últimos rayos de sol de la antigua Europa.
Disfrútenlo, aprovéchenlo, exprímanlo, porque esta sensación no volverá a repetirse en ningún otro lugar del mundo, se lo puedo asegurar.