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Si te gusta la tranquilidad, pasear, conocer nuevas especies vegetales o conectar con la naturaleza, los parques y jardines de Tenerife tienen mucho que ofrecerte. Y leyendas, mitos e historias que contarte.
Son lugares exóticos, aromáticos, majestuosos, misteriosos, legendarios..., tanto como pudo ser el idílico Jardín de las Hespérides, que algunos historiadores sitúan en las Islas Canarias. En él, según la mitología griega, se encontraban las manzanas de oro que proporcionaban la inmortalidad, custodiadas por las ninfas Hespérides y un dragón de varias cabezas.
Jardín de Orquídeas Sitio Litre
Comenzamos por el más antiguo de la isla. Enclavado en Puerto de la Cruz, este aromático jardín presume de haber sido anfitrión de muchos ilustres invitados y de poseer una de las colecciones de orquídeas más importantes de la isla.
La casa donde se encuentra data de la década de 1730 y en ella vivió durante dos meses la botánica y pintora Marianne North. Algunos de sus cuadros inspirados en el pequeño jardín se encuentran expuestos en el Real Jardín Botánico de Kew en Londres. La escritora Agatha Christie, la Reina del Crimen, lo visitó en 1927 y en él Alexander von Humboldt asistió a una fiesta en su honor durante su estancia en la isla en 1799.
Su fuente y lago con plantas acuáticas lo convierten en un remanso de paz, ideal para relajarse y desconectar. Además, en él se encuentra el drago más grande y longevo del municipio.
Jardín de Aclimatación de La Orotava
En el Puerto de la Cruz también puedes disfrutar del majestuoso jardín conocido como El Botánico. Su origen se remonta a 1788 cuando, por orden real, se decide crear un lugar para aclimatar las plantas traídas de América y Filipinas antes de ser transportadas a la Península.
¡Explorarlo es una maravilla! En él descubres árboles y plantas de todas partes del mundo como la higuera del Himalaya, el ciprés calvo (originario del sureste de Estados Unidos), el drago de Madagascar, el cactus mexicano llamado asiento de suegra o la higuera de Lord Howe con sus impresionantes raíces. Especies extraordinarias que crean una exótica jungla muy fotogénica y te hacen sentir como el protagonista de una película de aventuras.
Jardines Victoria
Unos de los jardines más misteriosos de Tenerife están en la Villa de La Orotava. Pertenecieron a la mansión de los marqueses de la Quinta Roja y lo que más llama la atención es el panteón masónico que corona sus siete terrazas.
¿Cuál es su secreto? El monumento funerario fue construido para albergar el cuerpo del masón Diego Ponte del Castillo, ya que las autoridades locales de la Iglesia se opusieron al deseo de su madre, la marquesa Sebastiana del Castillo, a que fuese enterrado en el cementerio. Sin embargo, la tumba se encuentra vacía pues, al final, la Iglesia permitió que los restos descansaran en el camposanto. Esta historia sirvió de inspiración a Cecilia Domínguez, Premio Canarias de Literatura 2015, para escribir el libro El sepulcro vacío. Repleto de simbología masónica, despertará tu curiosidad e imaginación.
No muy lejos, a tan solo unos metros, encontrarás el pequeño y romántico jardín, la Hijuela del Botánico, declarado Bien de Interés Cultural y creado para complementar al Jardín de Aclimatación de La Orotava.
Palmetum
Un cuento con final feliz es el del Palmetum. Lo que en la ciudad de Santa Cruz hasta principios de los años 90 fue una montaña de basura, creada por la acumulación de residuos, es hoy un extraordinario jardín botánico y gran ejemplo de sostenibilidad, que ha sido recientemente elegido mejor jardín público de España.
Este oasis dentro de la capital de la isla atesora una de las mayores colecciones de palmeras de todo el planeta y a través de su App o del mapa guía (que puedes comprar en la taquilla) aprendes muchas cosas de estas paradisíacas especies ¿Sabías que la palmera canaria es una de las que más se planta en el mundo? Hay más ejemplares en China o California que en Canarias y de ella se obtiene la deliciosa miel de palma.
Uno de sus mejores espacios es el Octógono, donde las palmeras trepadoras y el relajante sonido de las cascadas te hacen olvidar por completo que estás en medio de la ciudad y tu mente, sin quererlo, viaja a otra parte del mundo.
Parque del Drago
En el pueblo de Icod de los Vinos, el rey inconfundible es el drago, símbolo vegetal de la isla de Tenerife. Rodeado de tajinastes y palmeras canarias, su edad estimada es de unos 800 años y está considerado como el más antiguo de Canarias. Como curiosidad, junto al Teide, aparecía en los billetes de 1.000 pesetas impresos en los años 80 y El Bosco pintó uno en su célebre cuadro El Jardín de las Delicias.
En su parque tendrás una buena oportunidad para conocer antiguas tradiciones canarias como la representación de un enterramiento guanche, primeros habitantes de la isla que creían que la sabia de los dragos tenía propiedades curativas.
La figura del drago guarda también relación con la mitología. Hércules, en una de sus doce pruebas, debía conseguir las manzanas de la inmortalidad del Jardín de las Hespérides. Atlas logró robar las preciadas frutas para el héroe, derrotando a Ladón, el dragón que las custodiaba. Pero se dice que el animal fantástico no murió, sino que las gotas de su sangre se esparcieron por el jardín y que de cada una de ellas surgió un árbol con tronco grueso y ramas retorcidas que recuerdan a las cabezas de un dragón: el drago.
Si visitas los jardines de Tenerife no te garantizo que consigas las manzanas de la inmortalidad, pero sí que encontrarás en ellos un trocito de paraíso terrenal.